Tiene la cabeza al revés y sobre su espalda, camina de lado sobre sus rodillas y sus manos están unidas al frente. Es Claudio de Oliveira, un brasileño de 38 años que nació con una rara condición congénita llamada antrogriposis, que causa contracciones permanentes en las articulaciones y fusiones en los huesos. 

La cadena británica de noticias BBC narra su inspiradora historia: Cuando Claudio nació, los doctores pensaron que no sobreviviría; sin embargo, él no solo continuó su vida, sino que estudió y se graduó como contador, tiene una oficina en su casa y opera su computador con habilidad. 

"Los especialistas dijeron que es un caso de adaptación perceptiva visual. Muchas personas imaginan que debido a mi deformidad y la posición invertida de mi cabeza veo al revés, pero yo veo normalmente", asegura Claudio. "Si tienes la cabeza al revés el cerebro se adapta para ver correctamente", resalta.

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Decisiones díficiles

María Vieira Martinis es la madre de Claudio y detalla que el parto fue un trauma emocional para ella. "No había un hospital en el pueblo en esa época y un médico aprendiz nos salvó la vida a los dos", relató.

"Los médicos pensaron que no valía la pena alimentarlo porque tenía una respiración muy débil. Su padre se opuso y ahora aquí lo tenemos”.

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Ella explica que pensaron en operar a su hijo para corregir las deformidades físicas, pero la cirugía implicaban el riesgo de que Claudio quedara paralizado. Él mismo decidió no someterse a la operación. 

Motivación

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Claudio no quería quedarse paralizado. Al contrario, él se convirtió en un orador y ahora viaja constatemente por el mundo sirviendo de inspiración para otros. 

"Podrías mirarme y decir qué puede hacer un hombre que camina sobre sus rodillas aparte de rezar. A pesar de tener este cuerpo, que es un poco diferente, nací sin limites gracias a mi coraje y voluntad de pelear por mejores días", dice Claudio. 

Recientemente, en una visita a Estados Unidos dictó varias charlas, incluyendo una universidad, una conferencia católica internacional y un centro de rehabilitación para consumidores de drogas.

"Disfruté todos, pero lo que más destacó es el centro de tratamiento de drogas. Fue maravilloso. Todos los presentes se emocionaron mucho y estoy seguro de que pude transformar la vida de cada uno de ellos", asegura.

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Su madre, María José, concluye: "Me siento muy feliz. Confieso que nunca pensé que lograría tanto. Pensé que tendría que cuidarlo hasta mi muerte, que sería dependiente de mí, pero es lo contrario. Incluso quizás soy yo la que depende de él”. (I)