Al mirarlos por primera vez inspiran ternura por sus pequeños tamaños, que caben hasta en la palma de la mano de un niño. Al observarlos, ya el cliente identifica los rasgos y particularidades que muestran estos nacimientos.

Son andinos, costeños, indígenas. Están en conchas del mar; en paisajes donde predomina un volcán; en cajas de fósforos y en el interior de figuras que representan a frutas. Los elaboraron con materiales distintos, como la cáscara de choclo.

Así son los pesebres que se ofertan en estos días en los mercados artesanales y en locales de la bahía de Guayaquil. Sus vendedores cuentan que estos diminutos nacimientos tienen gran demanda porque rescatan de alguna manera la identidad nacional.

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Los compran más los coleccionistas y aquellos que aún buscan un regalo ideal para el amigo secreto, colega, vecino o familiar, a quien desean sorprender en estas fechas.

Rómulo Arrobo, un comerciante de 69 años, tiene más de 300 pesebres, de diferentes tamaños, elaborados con materiales tradicionales de la Sierra y Costa del país. Está en el mercado artesanal de las calles Loja y Baquerizo Moreno. Allí ofrece imágenes del Niño Jesús, de María y José, hechas con madera, tagua, mate, cerámica, piedra guanga u otros.

“Los turistas vienen mucho y aprecian el trabajo porque son cosas únicas, que no ven en otros lados”, dice.

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Miriam Morey, quien tiene su local en las calles Manabí y Pedro Moncayo, le pone un toque costeño a las casas que hace para la Sagrada Familia.

Los precios varían dependiendo del tamaño, de los materiales y del trabajo del artesano. Hay desde $ 2 hasta los que superan los $ 10. (F)

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Detalles
NACIMIENTOS.

Otros materiales
María Arévalo, de 39 años, crea chozas para los pesebres con papel higiénico y paja esterilla. Los vende en el mercado artesanal de Machala y Ayacucho.

Precios
Un pesebre indígena hecho en madera cuesta $ 8; en base de mate, $ 5 y en mazapán, entre $ 2 y $ 4.