Las cenas de Navidad y fin de año suelen convertirse en un festín alimenticio lleno de calorías, azúcares y carbohidratos, pero con una adecuada planificación se puede conseguir un menú que sea muy saludable.

Francisca Cifuentes, máster en nutrición y dietética, explica que la cena no debe contener más del 30% del valor calórico (350 calorías) de la comida del día.

Indica que al elaborar el menú debe considerarse una proteína animal, un carbohidrato y variedad de vegetales. Recomienda hornear sin piel el pavo o cualquier otro tipo de ave y de preferencia con aderezos caseros y hierbas frescas.

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No colocarle mantequilla o alguna otra grasa, ni usar el jugo del horneado porque contiene aceite. Añade que en carbohidratos puede ser un arroz con pimientos, zanahoria o arvejita, o papas con piel salteadas o cocinadas.

Además, una ensalada que tenga muchos colores de vegetales y ningún carbohidrato (si ya lo hay en otra parte).

En tanto, Ana Lucía Enríquez, nutrióloga, indica que es preferible evitar el relleno navideño porque tiene muchas calorías.

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En cuanto a la proporción de la comida en el plato, dice que los vegetales deben ocupar la mitad de este, y que en el resto debe dividirse una parte para la proteína y otra para el carbohidrato.

El pavo, carne, el jamón o alguna otra proteína debe medir el tamaño de la mano de la persona que va a comer; el carbohidrato puede consistir en una taza de arroz, o media taza de este grano y la otra parte de papas o fideos; los vegetales ocuparán dos tazas, indica Enríquez.

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El postre no está prohibido en la cena, pero no superará la medida de un naipe o de udna bola de helado, mientras que en bebidas se puede tomar una copa de vino, las mujeres y dos los hombres. La nutricionista no recomienda frutas y dice que es mejor ingerirlas temprano.

Las especialistas coinciden en que, para quienes van a comer mucho en la cena, es indicado desayunar y almorzar algo muy ligero para no sobrecargar el organismo. (I)