Un desecho especial es aquel que sin ser peligroso puede impactar al entorno ambiental o a la salud por su volumen de generación o su difícil degradación. Por esta característica requiere de un sistema de recuperación, reúso y reciclaje que evite su inadecuado manejo, así como la saturación de los rellenos sanitarios municipales.

Daniel Chiriboga, gerente general de la recicladora Ecocaucho, dice que más de 3 millones de neumáticos fuera de uso (NFU) terminaban en espacios a cielo abierto como estos, donde el mayor riesgo es la quema indiscriminada. Ese humo contiene altas concentraciones de partículas contaminantes que pueden ser cancerígenas y afectar gravemente al ambiente.

Otra de las complicaciones es el agua que se acumula en sus cavidades. En invierno, por ejemplo, las convierte en focos de vectores y transmisores de enfermedades como el dengue.

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En el 2012, el Ministerio del Ambiente (MAE) incluyó a los NFU en su listado de desechos especiales, lo que exige la gestión (recolección, tratamiento y disposición final) de un prestador con licencia ambiental. Además, dispuso a los fabricantes e importadores hacerse cargo de las llantas desde su salida al mercado hasta su disposición final. Deben presentar una propuesta de manejo enmarcada en el Plan Nacional de Movilización de NFU que el MAE implementa desde el 2012 con el Ministerio de Salud y cuyos requisitos y procedimientos constan en el Acuerdo Ministerial 020, expedido en abril del 2013.

Al momento, las doce empresas privadas que forman parte del Plan de Movilización de Neumáticos Usados deben reciclar, reencauchar o coprocesar el 20% del total de llantas que inyectan al mercado. El reencauche es la primera alternativa para neumáticos de buses y camiones. Una llanta puede someterse a este proceso hasta tres veces. Las no reencauchables, así como las de vehículos livianos, deben reciclarse. Al hacerlo se obtiene un 80% de polvo de caucho, materia prima que sirve, por ejemplo, para la fabricación de pisos y el mantenimiento de canchas de césped sintético. Además, se extrae el acero para las siderúrgicas y fibra de nailon para la industria textil.

El tercer mecanismo es el coprocesamiento. Esto es el aprovechamiento energético mediante la quema del caucho, una opción cuestionada por ONG ambientalistas a nivel mundial.

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Pese a esto, el MAE lo establece como viable y espera iniciar esta actividad en el 2017. Incluso, ya se han realizado mesas de trabajo con las cementeras, que lo podrían usar como combustible en sus hornos.

El otro uso ecológico de las llantas está en la mezcla del polvo de caucho con el asfalto para la construcción y mantenimiento de obras viales. El MAE sostiene, vía e-mail, que trabaja en un proyecto de carreteras ecológicas con el Ministerio de Transporte y Obras Públicas.

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Fernando Prado, gerente de Rubberaction, una de las cuatro plantas de reciclaje que trituran los NFU en el país, considera que ahora el apoyo de las autoridades debe direccionarse a la utilización del polvo de caucho reciclado. Dice que desde el año pasado tiene 20 toneladas de este material almacenadas.

El mismo criterio tiene Xavier Sánchez, gerente de Green Walks, empresa que está por incursionar en el tratamiento de llantas. Él plantea que una alternativa sería la obligatoriedad de emplear esta materia prima en el asfalto para los proyectos viales. Desde junio pasado, según el MAE, se han retirado 61.759 neumáticos en 45 cantones a nivel nacional. (I)