Trabajar y estudiar al mismo tiempo o apostar solo por una de las dos opciones, es la encrucijada por la que atraviesa Gabriela González, que en los próximos dos meses terminará el colegio.

Su madre, dice, apoya que realice las dos actividades, su padre se opone, pues considera que debe entregarse 100% a una carrera universitaria.

Como Gabriela, cientos de jóvenes al terminar su colegiatura deciden seguir una carrera, pero, además, quieren trabajar para ganar experiencia o solventar sus gastos.

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Entonces si se decide solamente a estudiar, luego de cumplir la mayoría de edad, ¿cuál es la edad adecuada para empezar a trabajar? o ¿se puede hacer las dos cosas al mismo tiempo? Son algunas de las interrogantes que se hacen varios jóvenes.

Expertos coinciden en que no hay una edad establecida para iniciar la etapa laboral, pero indican que se pueden seguir varias recomendaciones para efectuar las dos cosas al mismo tiempo, con responsabilidad y dedicación.

La psicóloga Glenda Pinto refiere que el tener que trabajar y estudiar al mismo tiempo se convierte en una situación compleja, pero explica que no deja de ser positiva.

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Asegura que el joven, especialmente de entre 18 y 19 años, si realiza las dos cosas se verá obligado a organizar su tiempo para cumplir con sus compromisos en el trabajo y universidad, que si bien no es sencillo, lo acostumbrará tempranamente a asumir responsabilidades, a administrar su tiempo y lograr autonomía.

Pinto anota que los trabajos más recomendables para los jóvenes son aquellos que les permitan desarrollar destrezas y habilidades.

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El terapeuta familiar Eduardo Santillán dice que los estudiantes de las carreras que demandan tiempo completo no deben temer al hecho de “no encontrar empleo” al finalizar la etapa universitaria por la falta de experiencia.

“Un estudiante de medicina que ha trabajado haciendo guardias hospitalarias durante un tiempo significativo estará muy capacitado para afrontar un entorno laboral cuando se gradúe”, acota.

Además, pide a los padres conversar con sus hijos para no crear una sobreprotección que resulta inválida. (I)