Sus veinte años de lucha para frenar el comercio ilegal de carbón y proteger la vida pastoral de Somalia, en África, convirtieron a Fátima Jibrell en una de las ganadoras del concurso Campeones por la Tierra, en el que anualmente la Organización de las Naciones Unidas reconoce a quienes sirven al medioambiente mejorando los medios de vida, la gestión ambiental y de conservación.

El galardón le fue entregado en Washington, Estados Unidos, en una ceremonia realizada el pasado 20 de noviembre. Es la primera vez que una somalí gana el premio desde que se lo creó en el 2005.

Jibrell, una activista de 66 años, nació en una familia de pastores nómadas de Somalia. Cada año, ella y sus familiares salían en busca de nuevos pastizales para conservar su ganado, por lo que desde pequeña se habituó a arrear cabras y ovejas y a dormir entre las jorobas de los camellos en los que se movilizaban.

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Pero también se daba tiempo para estudiar y su preparación fue clave para consolidar el trabajo de Horn Relief, su organización no gubernamental, ahora llamada Adeso. La fundó en 1991, en el marco de la guerra civil de su país. Ella se encontraba en Estados Unidos, donde vivió durante un tiempo y formó su propia familia, pero en vista de que no lograba conseguir los fondos necesarios, decidió retornar a Somalia en un momento en que la mayoría buscaba huir de la región.

Adeso opera en Sudán del Sur, Somalia y el norte de Kenia, para llevar justicia social, ambiental y paz a las comunidades afectadas por la violencia. Lo hace enseñándoles a conservar y administrar los recursos naturales de su entorno rural de forma responsable. Jibrell también se ha enfocado en acabar con el comercio ilegal de carbón que ha diezmado los árboles de acacia en la región y en motivar, por medio de Women’s Coalition for Peace (Coalición de Mujeres por la Paz), a las mujeres a involucrarse en la vida social y política.

Achim Steiner, director del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, señaló que el trabajo de Jibrell se basa en la convicción de que los cambios a nivel comunitario son esenciales para avanzar hacia un futuro de paz, prosperidad y respeto al medioambiente. Jibrell, quien ya no dirige Adeso, pero es parte de sus miembros activos, espera que este galardón inspire a los pastores rurales a continuar protegiendo sus ecosistemas y a coexistir pacíficamente.