En 1995, Mario José Molina Pasquel Henríquez se convertía en el primer mexicano en ganar un Premio Nobel de Química.

Haber descubierto en 1974 con el neerlandés Paul Crutzen y el estadounidense Sherwood Rowland que los gases clorofluorocarburos (CFC) contribuyen al agotamiento de la capa de ozono, encargada de absorber la radiación ultravioleta (UV) del sol que genera quemaduras, cáncer de piel y lesiones oculares, le atribuyeron el prestigioso galardón internacional.

A los cuarenta años del descubrimiento de Molina, el Programa de la Organización de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente decidió reconocer este y otros logros que ha alcanzado a lo largo de su vida premiándolo, el pasado 20 de noviembre, en su concurso Campeones por la Tierra.

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En 1974, Molina y sus colegas publicaron en la revista Nature el trabajo que condujo a abordar uno de los mayores retos ambientales actuales: el cambio climático, y a prevenir que millones de personas desarrollen cáncer de piel. Ese año, en una conferencia de la Sociedad Americana de Química, desafiaron a una millonaria industria al pedir que, en adelante, se prohíban las emisiones de CFC –empleados, por ejemplo, como refrigerantes en electrodomésticos– a la atmósfera. Así, el escudo protector de la Tierra lograría restaurarse.

Pero recién en 1985, cuando los científicos de la British Antarctic Survey encontraron el agujero en la capa de ozono sobre la Antártida –que se expandía a la misma velocidad de las apariciones de cáncer de piel en Australia–, su descubrimiento fue reivindicado y respaldado con las firmas del Convenio de Viena para la protección de la capa de ozono, y en 1987, del Protocolo de Montreal.

“Empecé a disfrutar de la ciencia cuando era un niño (...). Nací en Ciudad de México, una ciudad muy contaminada, y eso podía mejorarse, y la forma de aprender de la atmósfera implicaba preguntarse ¿qué pasa con esos químicos industriales que están acumulados en la atmósfera? Teníamos una responsabilidad y si no le comunicábamos esto a la sociedad, ¿quién lo haría?”, refirió Molina, de 71 años, en el marco de los premios de la ONU.

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La alerta dada por este científico y sus colegas ha permitido disminuir la destrucción de la capa de ozono y pronosticar su recuperación para el 2050.