Ecuador estuvo entre los lugares a los que el mexicano Roberto Gómez Bolaños, fallecido el viernes pasado a los 85 años, llevó su genialidad para hacer reír. Visitó el país en 1977, 1982 y 1988 en la etapa de mayor apogeo del Chavo del 8 y el Chapulín Colorado.

En su primera visita acompañado de su elenco, y a tan solo unos minutos de bajarse del avión, contestó a las preguntas de los medios apoderándose como su personaje el Chavo del 8, que inmortalizó.

En 1982, realizó tres presentaciones en Guayaquil, pero ya se habían apartado del grupo los comediantes Ramón Valdez (Don Ramón) y Carlos Villagrán (Quico). En esa ocasión actuó en el actual coliseo cerrado Voltaire Paladines Polo.

Publicidad

El último show que realizó con sus personajes en el país fue en 1988, con actuaciones en Guayaquil, Quito y Cuenca.

Fue sin querer queriendo... Se me chispoteó

El actor, que trascendió las barreras de su país y conquistó a millones de personas con personajes como el Doctor Chapatín y el Chómpiras, dijo en una entrevista que concedió a Radio City en el 2003 que Ecuador fue en buena parte responsable del éxito de su trabajo.

“Fue el primer país en toda Sudamérica que tuvo la valentía de proyectar mis programas. Antes de que se vieran en Ecuador, cada vez que alguien los ofrecía, estos eran rechazados, pero después de la acogida del auditorio ecuatoriano, los mismos programas empezaron a venderse en toda América Latina”, relató.

Publicidad

Entonces confesó que su jugador favorito en México era el ecuatoriano Álex Aguinaga (perteneció al Necaxa). “Y eso que no ha jugado en el América, que es el equipo al que le voy”, señaló el mexicano.

No contaban con mi astucia

También contó que el Chómpiras era el personaje que más disfrutaba interpretar porque estaba más adecuado a su edad, 41 años.

Publicidad

El papel creado en 1970 pertenecía al segmento Los Caquitos, y era un delincuente muy torpe al que siempre golpeaba el Peterete (interpretado por el fallecido Ramón Valdez).

Sobre La Chimoltrufia, que era compañera del Chómpiras, señaló que este fue su concepto de personaje femenino más gracioso en la historia de la televisión mexicana.

“Y arranco con ella para no hablar del magistral Botija, de Édgar Vivar, o del papel estelar de Rubén Aguirre como el policía tonto, pero bueno. Y lo mejor es que todo giraba frente a la realidad de dos exconvictos que sin poder encontrar trabajo se las ingeniaban para sobrevivir. Honestamente, creo que a pesar de no contar con la difusión correcta esos son tal vez mis mejores libretos”, manifestó en aquella época.

Tómalo por el lado amableChómpiras

No hay de queso nomás de papa