Contrario a la opinión popular, solo el 10 por ciento de los adultos estadounidenses que beben mucho son alcohólicos, según un estudio federal divulgado este jueves, una conclusión que podría tener implicaciones en la reducción del consumo de cerveza, vino y licor.

Si bien mucha gente piensa que la mayoría, si no todos, los que beben en grandes cantidades son alcohólicos, especialistas médicos llevan tiempo sospechando que la idea es incorrecta, dijo Robert Brewer, autor de un estudio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos que analizó información de 138.100 adultos en el país.

El estudio halló que el 90 por ciento de los grandes empedernidos no cumplían con los criterios del alcoholismo. Las mujeres que toman ocho o más veces por semana y los hombres que toman 15 veces o más son considerados grandes bebedores.

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Entre los síntomas del alcoholismo está la incapacidad de terminar o reducir el consumo de bebida, continuar bebiendo incluso después de que surgen problemas en la familia o el trabajo y demasiado tiempo bebiendo cada día.

Solo un tercio de quienes admitieron haberse emborrachado 10 o más veces en el mes previo eran alcohólicos, según el estudio.

Los CDC definen las borracheras como el consumo de cuatro tragos para las mujeres y cinco para los hombres en una sola ocasión.

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El alcoholismo era más común entre aquellos con ingresos anuales familiares de menos de 25.000 dólares, según el estudio.

Pero los bebedores empedernidos no deben celebrar los resultados del estudio, advirtió Brewer.

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Beber demasiado no es saludable y causa 88.000 muertes por año sin importar que el bebedor no sea alcohólico, dijeron los CDC. Los efectos en la salud incluyen cáncer de mama, hígado y enfermedades cardíacas, así como accidentes automovilísticos.

"Cualquiera que saque la conclusión de este estudio que beber en exceso no es peligroso a no ser que uno sea dependiente simplemente no está entendiendo el mensaje, que beber mucho es malo, punto", señaló Brewer.

Dicho esto, es importante cuantificar el porcentaje de alcohólicos entre los bebedores empedernidos para desarrollar estrategias efectivas para reducir el consumo de alcohol, dijo Brewer.

Por ejemplo, los alcohólicos podrían requerir tratamiento para dejar de beber, mientras que los no alcohólicos abandonarían el hábito si se suben los impuestos al alcohol o si se reduce el número de lugares en que se puede vender alcohol, dijo Brewer.

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"La mayor preponderancia de personas que beben demasiado no es candidata para tratamientos especializados, pero pueden recibir otro tipo de ayuda", dijo Brewer.