Santa Elena / El Oro

Natilla de maíz, colada morada, pescado salado, pan de muerto, dulce de higos, entre otros alimentos, son los platillos infaltables en la puesta de mesa que se hace para los fieles difuntos en la provincia de Santa Elena.

Cuenta Dorita Gonzabay, nativa de Palmar, que su madre mantenía la costumbre de la puesta de mesa. El arroz con leche, el dulce de chocolate y la colada morada no podían faltar.

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En poblados como Santa Rosa, Anconcito y Chanduy sus habitantes aún preparan el pescado salado puesto a secar al sol, y el picante de pescado.

En Cadeate, con mucha antelación, se prepara el pan de muerto. Este es el acompañante de la colada morada al que, de acuerdo al gusto, se le adiciona frutas.

Para hoy se prevé en la parroquia tamayense el concurso del pan de muerto más grande, mejor decorado y creativo. Y se hará la competencia ‘Ángeles somos’, en la que los niños representan a esos seres celestiales y recolectan el pan de muerto, gana quien consiga más.

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En tanto, en El Oro, decenas de familias alistan las costumbres y creencias heredadas para el Día de los Difuntos. Las guaguas de pan y la colada morada son parte del consumo.

Acompañar a los difuntos al pie de sus tumbas o bóvedas es una de las tradiciones más populares; y la limpieza y repintada de bóvedas es común en los cementerios.

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Ancianos de la capital orense comentan que este día solían ir a misa y luego visitar a sus parientes fallecidos. “Creo que no ha cambiado mucho, solo que ahora distribuyen el tiempo para ir a bañarse o visitar otras ciudades”, refirió Carlos Muñoz.