Un completo recorrido de música, poesía y danza de las fiestas tradicionales del país se vivió la tarde y noche del pasado sábado en el Teatro México, ubicado en el sur de Quito, con la presentación del Mapa festivo del Ecuador, a cargo del Centro Cultural Huasipungo.

El hielo entre el público y los músicos se rompió cuando estos últimos entonaron los acordes de Píllaro viejo, canción tradicional de la Diablada de Píllaro, fiesta declarada Patrimonio Cultural Intangible del Ecuador, que fue coreada por los cerca de un centenar de asistentes.

De ahí en más se vivió una fiesta en el teatro que se convirtió en una pista de baile en la que interactuaron hombres y mujeres de todas las edades, que no dejaron de disfrutar de la música y las coreografías a cargo de la Asociación de Adultos Mayores Federico Páez de Luluncoto y los niños talleristas de Huasipungo.

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El Mapa festivo del Ecuador se empezó a gestar hace unos 14 años, explica Patricio Robalino, director de Huasipungo. “Nació en los talleres que realizamos en barrios de Quito y otras ciudades. Son los mismos pobladores los que investigan las tradiciones con sus mayores y lo que hacemos nosotros es proyectarlas”, dijo.

“Cantaremos, bailaremos ya que Dios ha dado vida, vaya a ser que el otro año ya estemos patas arriba”, son las coplas que se escuchan en los Carnavales de Licto, en la provincia de Chimborazo, y que fueron proclamadas esa noche en el Teatro México.

El Canto brujo, tradicional de las comunidades Shuar, de la Amazonía, fue un momento para hacer un llamado a que se respete la quietud de la selva y sus animales como una manifestación de la Pachamama.

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También las bombas de los afroecuatorianos del Valle del Chota y los sanjuanitos de la Sierra norte tuvieron su espacio en esta velada que duró cerca de dos horas y que hizo frente, con su cadencia, a la fría noche capitalina.

El Centro Cultural Huasipungo nació hace 36 años por iniciativa de los hijos de los conserjes del tradicional colegio Mejía de Quito, en una época en la que primaba la canción social y protesta venida de otros países.

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“Nosotros decidimos acercarnos y difundir la música ecuatoriana no como un acto nacionalista, sino por el gusto de sentir nuestros ritmos y afianzar nuestra identidad. Un pueblo que no conoce sus raíces y tradiciones no puede progresar política o científicamente”, señala Robalino.

El Mapa festivo del Ecuador se presentará nuevamente el 9 de noviembre próximo en la Casa de la Cultura Ecuatoriana.