Por Checo Pérez

Con el CEN Jazz Ensamble a sus espaldas, en el Centro Ecuatoriano Norteamericano, Viviana Gómez interpretó un rythm and blues, sincopado, a ratos psicodélico por la guitarra y repleto de funk, que rindió homenaje a la vocalización del gospel y spirituals de la música negra americana con autenticidad.

El saxo, en elocuente conversación con la guitarra, acompañó a la Vivi en una rendición del icónico blues de la sensualidad Dr. Feelgood, con todas las inflexiones y un torrente de voz que, nuevamente, dejó asombrado a un auditorio idóneo para Gómez.

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En tanto, en Plaza Lagos la balada española, mexicana, latina en general estuvo muy bien interpretada por el trío Midnight, compuesto por Joselo Bohórquez en teclados, Lex Guerrero en guitarra y la voz de Andrea Castillo, quien arrancó con Ciudad de la Furia, letra y música de Gustavo Cerati, recién fallecido, y que permitió escuchar tonos intimistas, sexy, diciendo “me dejarás dormir al amanecer entre tus piernas”, acompañada por una guitarra repleta de sensualidad.

Sin utilizar pistas ni secuencias, Andrea soltó más la voz para interpretar Cuando seas grande, del español Miguel Mateos, que dice: “Dime qué vas a ser ... estrella de rock and roll”, orquestada a satisfacción por los instrumentistas.

No voy en tren, clásica balada rock de Charly García que dice “Voy en avión, no necesito a nadie, a nadie alrededor”, fue cantada por Andrea con mucho ritmo y un piano percusivo.

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En Persiana Americana, de Cerati, Andrea adoptó una voz penetrante mostrando más variedad vocal que antes. Para Chica de Humo, de Emanuel, el tono fue apropiadamente melancólico usando sus acostumbrados registros altos, destacando los teclados siempre. En tonos más juveniles (“Me acelero para estar junto a ti”) interpretó Corro, vuelo, me acelero de Timbiriche y definitivamente No podrás de Christian Castro, estuvo apenas algo débil comparada con la original mientras el pianista se divertía finalizando las canciones.

El tremendismo amoroso de Paulina Rubio en Mío que dice: “Cada camino que piso me guía hacia él”; estuvo más creíble que Si no supiste amar de Luis Miguel y su regaño y rechazo amatorio.

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No controles de Flans que dice “No controles mi forma de bailar, mi forma de pensar, mis destinos, mis sentidos” y No culpes a la noche, de Luis Miguel, nuevamente (“a la playa, a la lluvia, será que no me amas”) son prueba incontrovertible que la balada puede ser interesante y no siempre un himno a la banalidad.

En Persiana Americana, de Cerati, Andrea adoptó una voz penetrante mostrando más variedad vocal que antes.Sergio Pérez, crítico.