¿Cocinar o no cocinar? He ahí el dilema. El terapista nutricional Kerry Torren explica por qué algunos vegetales son mejores crudos, y por qué otros se benefician con un poco de calor.

Comer frutas y verduras crudas es, a veces, la opción más saludable. Después de todo, algunas vitaminas son sensibles al calor. Por ejemplo, cocinar los tomates por apenas dos minutos disminuye su contenido de vitamina C en un 10%.

Pero a pesar de que la cocción puede causar la pérdida de algunos nutrientes valiosos, hay algunos vegetales que ofrecen mayores beneficios cuando están cocidos.

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En este grupo están las zanahorias, los espárragos e incluso los tomates. Su cocción hace que nuestros cuerpos reciban fácilmente algunos de sus antioxidantes protectores, como el ácido ferúlico de los espárragos y el betacaroteno de las zanahorias.

Hay otras verduras de las que obtenemos más beneficios si las comemos crudas. Estas incluyen el brócoli y el berro. Cuando estas verduras se calientan, se daña una enzima importante, lo que significa que la potencia de los compuestos llamados glucosinolatos, útiles contra el cáncer, se reducen.

Otro de los que no debiéramos cocer es el ajo. El calor reduce la cantidad de alicina. Es mejor añadir el ajo antes de terminar de cocinar.