Hace un año, en un almuerzo, el jefe de Estado, Rafael Correa, invitó a realizar al presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión (CCE), Raúl Pérez Torres, y al entonces ministro de Cultura y Patrimonio, Paco Velasco, las bases del Sistema Nacional de Cultura y lo que sería el nuevo modelo de gestión del área.

El líder de la CCE matriz se pronuncia sobre el recorrido de este proyecto.

¿Cuánto ha avanzado la elaboración del Código de la Cultura?
Es pública mi adhesión al proyecto político del presidente (Rafael) Correa. La Casa de la Cultura sabe que tiene que ser parte del Sistema Nacional de Cultura como dice en la Constitución y por ende ser parte de las políticas culturales de Estado. El presidente personalmente nos pidió a Paco Velasco (anterior ministro de Cultura) y a mí que trabajáramos en el nuevo modelo de gestión; eso fue imposible.

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¿Por qué?
No se ha podido avanzar. Tuve dos reuniones, pero para mí fue muy difícil seguir en esas reuniones por obvias razones.

¿Cuáles? ¿Se puede conversar con el ministro sobre cultura para llegar a acuerdos?
(Antes de que renuncie el ministro) Es imposible. Yo no he podido trabajar. El presidente nos pidió que habláramos, tuvimos dos o tres reuniones, pero su temperamento es muy difícil como para trabajar tranquilamente y dialogar. No hay cómo. No he podido.

¿Cuál es su evaluación del Código de la Cultura?
Es un Código de Cultura burdo. Sin patas ni cabeza donde se dice, por ejemplo, que el Ministerio de Cultura asume los bienes, personal, archivo, de todos los núcleos de la actual Casa de la Cultura Ecuatoriana. Me parece ilógico. Y los 23 núcleos pasan a llamarse Unidades Distritales de Cultura. También se crea una Agencia de Regulación y Control de la Cultura y el Patrimonio que Paco Velasco niega en una entrevista, pero existe en la propuesta. Me parece imposible eso.

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¿Quiénes conformarían esa agencia?
Cinco ministros y el superintendente del Control de Mercado. Esa es la propuesta del Ministerio de Patrimonio. Dice también que se creará un Instituto Nacional de Investigación de Memoria Social y Patrimonio que asume las competencias del actual Instituto Nacional de Patrimonio y estaría integrado por seis ministros. Además tendría las competencias del Consejo Nacional de Cine, que es el rector de la red de teatros, de elencos nacionales, de la red de salas, de las orquestas sinfónicas. Un código así asusta, preocupa.

¿Por qué le suena ilógico que el Ministerio administre los bienes?
Lo lógico es que cada uno de nosotros trabajemos juntos dentro de un pensamiento cultural y políticas culturales. La Casa de la Cultura, sus 24 núcleos provinciales y 126 extensiones cantonales hacen la promoción y difusión de los grandes escritores, artistas, músicos. Llevamos haciéndolo 70 años. El Ministerio de Cultura nació hace seis años y en ese tiempo ha tenido cinco ministros. Sería bueno que el Ministerio dicte y asuma las políticas culturales, pero las Casas de la Cultura se encarguen de la promoción, difusión y multiplicación del pensamiento.

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¿Se intenta hacer sombra a la Casa de la Cultura?
El Ministerio de Cultura y Patrimonio puede ser el ente rector del Sistema Nacional de Cultura, que dicte políticas y las asuma, y las Casas de la Cultura trabajemos desde una autonomía de gestión, no de económica ni administrativa, porque eso es falso, respetando las políticas de Estado. Propongo trabajar juntos, no como enemigos.

¿El Gobierno busca proponer cultura?
No se trata de proponer. ¿Qué es Cultura? Porque eso está, es todo, existe. El valor agregado de la cultura es el arte, la música, el teatro, pero la cultura está con o sin gobiernos y antes de ellos y de los estados. Lo mejor es que cada una de las vertientes tengan un espacio para su desarrollo.

¿Cuál es la propuesta de la Casa de la Cultura?
Nosotros pedimos la autonomía de gestión, la personería jurídica, el 2 % de las autoridades portuarias. En estos cinco años no sé cuánto se ha gastado para tener una Ley de Cultura. En la Asamblea hay varios proyectos: uno enviado por el presidente de la República, otro por la Casa de la Cultura y otros borradores de otros sectores.

¿Qué busca la institución cultural?
Socializar todo, cada proyecto, en beneficio de la cultura de nuestro país. No puede haber una revolución ciudadana si a la par no hay una revolución cultural. Por eso queremos democratizar. Que entren las nuevas expresiones, no la cultura elitista de los grandes pensadores, sino de aquellos que se manifiestan en la calle, de las personas que están pensando de manera diferente, de las tribus urbanas, del rock, de las expresiones que están viviéndose en este momento.

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En estos cinco años no sé cuánto se ha gastado para tener una Ley de Cultura. En la Asamblea hay tres proyectos: uno enviado por el presidente de la República, otro por la Casa de la Cultura y otros borradores de otros sectores.Raúl Pérez Torres, presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana