El papa viajará el próximo domingo a Tirana, la capital de Albania, para recordar a los mártires de la dictadura comunista y de fomentar el diálogo interreligioso en un país de mayoría musulmana.

Así lo explicó ayer el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, que dio algunos detalles de este viaje de un día, el cuarto internacional y el primero a un estado europeo para el pontífice argentino. “El motivo principal es rendir homenaje al martirio por razones de fe vivido en este país, en el que se produjo una persecución terrible por parte del comunismo: Albania fue la primera nación del mundo considerada atea, que incluyó el ateísmo en su propia Constitución”.

El otro objetivo es “favorecer un clima de convivencia interreligiosa, positiva, serena, armónica”, de tal modo que la buena convivencia entre las diversas confesiones y religiones en Albania “pueda ser un mensaje para otros países, para otras partes del mundo”.

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La visita del papa se desarrollará por completo en Tirana, donde se prevé que pronuncie seis discursos en italiano.

Tras la ceremonia de acogida en el palacio presidencial, donde será recibido por el presidente Bujar Nishani, Bergoglio oficiará una misa y el rezo del ángelus dominical en la plaza Madre Teresa de Calcuta, de orígenes albaneses.

Acto seguido presidirá un encuentro interreligioso en la Universidad Católica Nuestra Señora del Buen Consejo. Así también está programado que celebrará las vísperas en la nueva catedral de Tirana, donde se escucharán algunos de los testimonios de los supervivientes de aquella persecución.

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El papa argentino también visitará el Centro Betania, que acoge a niños con discapacidad y abandonados.

Cortos
ECLESIALES.

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Sin riesgos
El padre Federico Lombardi, director del Centro Televisivo Vaticano y de Radio Vaticano, reiteró ayer que no hay amenazas contra el papa Francisco como para modificar programas.

Solo rumores
El pasado 26 de agosto, en respuesta a noticias que sostenían que los terroristas del Estado Islámico (EI) tienen en la mira al papa como el “portador de una falsa verdad”, el vocero vaticano declaró que no hay razón para la preocupación.