El “antipoeta” Nicanor Parra cumplirá mañana 100 años recluido en su casa del balneario de Las Cruces en Chile, revisando libros y distante de los homenajes que le prodigan en su país a quien quiso reinventar la poesía.
“Es un privilegio tenerlo vivo, ha marcado a todos los chilenos”, dijo la ministra de Cultura, Claudia Barattini, quien pidió a sus connacionales leer sus versos al unísono al mediodía de mañana.
Parra, un hijo pobre de campesinos trovadores que llegó a estudiar física en la Universidad de Brown en Estados Unidos, fue siempre un adversario de la lírica tradicional, de sus rosas y su perfección.
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“La poesía fue el paraíso del tonto solemne, hasta que vine yo y me instalé con mi montaña rusa”, dijo el artista tras la publicación en 1954 de Poemas y antipoemas.
Todo su esfuerzo estuvo dirigido durante décadas a reinventar el lenguaje poético a partir de las teorías del inglés Ludwig Wittgenstein.