Está de vacaciones, pero de forma subrepticia revisa su correo de trabajo cuando se levanta. Se pone ansioso si no hay conexión inalámbrica en el hotel o si su celular no tiene señal en la montaña.

Esas son las típicas señales del estrés de estar “siempre conectado”, inducido por la adicción al teléfono inteligente.

Para algunas personas, los aparatos portátiles que se conectan han sido una liberación de las restricciones de los horarios fijos de oficina. La flexibilidad les ha dado más autonomía sobre su vida laboral y les permitió pasar más tiempo con sus amigos y familias.

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Para muchas otras, sin embargo, los teléfonos inteligentes se han convertido en unos tiranos en los bolsillos, que nunca permiten desconectarse, relajarse y recargar baterías.

Kevin Holesh, programador que vive en Pittsburgh, EE.UU. estaba tan preocupado porque, al pasar demasiado tiempo con su iPhone, estaba ignorando a su familia y amigos. Por ello desarrolló una aplicación llamada Moment que permite a los usuarios ver cuánto tiempo gastan con el celular y emite advertencias cuando se rompen límites autoimpuestos.

La doctora Christine Grant, especialista en Psicología Laboral de la Universidad de Coventry, afirmó que “los impactos negativos de esta cultura de estar ‘siempre encendido’ es que su mente nunca descansa, no le está dando tiempo a su cuerpo de recuperarse, de manera que siempre está con estrés”.

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“Y entre más cansancio y estrés tengamos, más serán los errores que cometamos. Tanto la salud física como la mental pueden verse afectadas”, dijo.

El doctor Alasdair Emslie, presidente de la Sociedad de Medicina Laboral del Reino Unido está de acuerdo. “Cada año cerca de 400.000 personas reportan que el estrés relacionado con el trabajo está enfermándolos”, apuntó.

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Además, este síndrome está llevando a una especie de parálisis en la toma de decisiones, argumenta Michael Randell socio para la empresa consultora PwC.

“La fuerza laboral británica no es más productiva que antes, a pesar de que tenemos toda esta conectividad”, citó como ejemplo Randell.

En su jornada
La doctora Christine Grant recomienda que para desconectarse del estrés tecnológico coloque un aviso de “fuera de la oficina” en su correo electrónico cuando ya no esté trabajando y ponga su teléfono inteligente fuera de alcance cuando se vaya a la cama.