Su afición por la historia y la elección de su profesión, arquitectura, se unen para darle rienda suelta a su mayor pasatiempo: hacer en miniatura casas antiguas de Guayaquil.

Javier Castillo, de 33 años, comenzó con este proyecto hace un año y piensa hacer un número significativo para armar una colección y exhibirla.

“Me encanta la historia de la arquitectura de la ciudad. Algo a lo que no se le da la valoración necesaria”, dice Castillo.

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Para realizar estas réplicas sale los fines de semana a recorrer Guayaquil a tomar fotos o se basa en las fotografías de casas en libros e investiga cómo eran.

Cuando ya tiene la información, dibuja un diseño de las piezas en papel, para luego cortarlas en madera de balsa, pintarlas y unir las partes.

“Dependiendo del tamaño de la casa me demoro entre dos o tres días”, apunta Castillo, quien agrega que para darles algunos detalles usa masilla o cartón, e incluso ya tiene moldes para esas pequeñas partes.

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Javier Castillo explica el proceso para la elaboración de las casas en miniatura (José Alvarado, EL UNIVERSO)

Las casas que toma como modelo son las que se veían en la ciudad a principios del siglo XX, alrededor de los años 20, en el que las familias pudientes construían sus casas con un estilo neoclásico, aunque con una interpretación bastante libre.

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“Muchas perduraron por décadas, pero el boom inmobiliario, que hubo desde los 70, las destruyó porque era preferible construir edificios en esos lugares”, refiere Castillo.

Él ocupa el tiempo que le queda libre, comúnmente en las noches, para trabajarlas.

Las primeras casas que hizo las expuso en un bazar abierto y “gustó tanto” que las compraron enseguida. Las vendió entre 20 y 30 dólares.

Algunas de las casas en miniatura elaboradas por Javier Castillo (José Alvarado, EL UNIVERSO)