Con el ingreso de una réplica de la imagen de san Fermín al zaguán del Ayuntamiento de Pamplona, se inició el pasado domingo la fiesta con la que durante nueve días los españoles celebran al patrono de la ciudad, capital de la Comunidad Foral de Navarra.

San Fermín fue el primer obispo de Pamplona y en un viaje de predicación fue decapitado en Amiens, Francia; ahora es considerado un mártir de la Iglesia católica.

La fiesta en su honor (también llamada sanfermines) se realiza todos los años. Comienza el 6 de julio con el lanzamiento del chupinazo (cohete) desde el balcón del Ayuntamiento y termina el 14 de julio, con la interpretación de Pobre de mí, una tema de despedida.

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Según algunos estudiosos, los antecedentes de las Fiestas de San Fermín datan del siglo XII cuando la Pamplona medieval celebraba unas ferias comerciales al inicio del verano. Luego, por 1590, se establecieron breves programas que, como ahora, mezclaban la religiosidad con lo pagano. Surgieron las corridas de toros y los populares encierros diarios, que consisten en “liberar” toros de lidia (de media tonelada de peso) por las estrechas y resbaladizas calles de la ciudad. A esto se suman las largas jornadas de bailes y los desenfrenados jolgorios, inmortalizados inclusive en la novela del estadounidense Ernest Hemingway, The sun also rises (Fiesta), publicada en 1926.

Entre las tradiciones religiosas consta la procesión que, con una imagen de san Fermín en hombros de los fieles, se realiza al día siguiente del inicio de la fiesta, es decir, cada 7 de julio.

Así, el pasado lunes los pamploneses partieron en romería desde la parroquia de san Lorenzo hacia el casco antiguo de la ciudad. Lo hicieron ataviados con trajes de época –unos– o ropa de color blanco y pañuelos rojos –otros–. El accesorio es utilizado para tener presente la sangre derramada por los mártires como san Fermín, que murió decapitado.

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La costumbre de celebrar a los santos patronos o fechas religiosas con encierros y corridas de toros se ha extendido a varios países. En Ecuador, por ejemplo, se realiza esto último en Quito, por la solemnidad de Jesús del Gran Poder.