El monzón está a punto de llegar a Varanasi, la ciudad ancestral india del río Ganges, lo que significa que para muchos niños escolares se terminan las clases de natación. Los estudiantes extrañarán sus frescas aguas, pero algunos expertos consideran que esas clases nunca deberían permitirse en un río tan contaminado.

Cada verano, cientos de niños toman clases de natación, desde abril hasta que empieza la temporada de lluvias. Ellos se suman a las miles de personas que se bañan en el río sagrado.

Pero todo el que se sumerja en estas aguas se expone a una buena variedad de contaminación, incluyendo cloaca, residuo industrial y restos de cuerpos parcialmente cremados en los funerales que se celebran a orillas del Ganges.

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“Somos el pueblo de una ciudad sagrada. Nada nos pasa cuando nos metemos al agua”, comenta Namita Tiwari, madre de un nadador de 13 años.

Un entrenador de la Asociación de Natación de Saraswati le reza al agua las veces que sus jóvenes pupilos la tragan. “El agua es única”, señala Pramod Sahni. “Una vez que la tomas, quieres volverlo a hacer”.

En la religión hindú, el río Ganges es una diosa cuyas aguas sirven para purificar. Pero la ciencia sugiere lo contrario. Cada día se vierte a lo largo de este río unos 300 millones de litros de aguas residuales sin tratar. Análisis hallaron niveles de bacteria coliforme fecal 35 veces por encima del máximo permitido por las autoridades, y más de 440 veces del nivel máximo recomendado para nadar en Estados Unidos.

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Una de las causas son las cremaciones. Según la fe hindú, cualquiera que sea cremado en Varanasi queda libre de Moksha, el ciclo de la vida y la muerte, si parte del cuerpo incinerado se deposita en el río como una ofrenda. Se estima que cada año unos 32.000 cuerpos se queman en el afluente.