Cuando el podólogo Ali Sadrieh estableció Evo Advanced Foot Surgery en Beverly Hills, hace 13 años, pensó que parecía algo vano que las mujeres pidieran operarse porque les dolían los pies por usar zapatos a la moda. “Superficialmente, parecía vacío. Pero llegué a darme cuenta de que necesitaban esos zapatos para proyectar confianza... Ese es el mundo real”, dijo.

En su consultorio no se realizan juanectomías; uno se somete al procedimiento Cenicienta. “Nunca había conocido a una paciente que solicitara la corrección de un hallux valgus con osteotomía y fijación con tornillo”, explicó. “Decidí, entonces, darle un nombre que captura el resultado del procedimiento sin los latinajos. El punto del Cenicienta es poder ponerse un zapato que antes no se sentía cómodo”.

También acuñó el ¡10 perfecto! (acortamiento estético de los dedos); el Modelo T (alargamiento) y el Foot Tuck, relleno que ayuda con los tacos altos.

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En Estados Unidos existe una explosión en los consultorios a causa de los diseñadores Manolo Blahnik, Christian Louboutin y Nicholas Kirwood.

A la clínica podológica de la doctora Suzanne Levine llegan clientes con una bolsa llena de zapatos que no pueden ponerse por los juanetes. Sus soluciones, descritas en cinco libros, como My Feet Are Killing Me, incluyen, entre otras, la terapia de plasma, rico en plaquetas, inyecciones de células troncales, rellenos inyectables para acolchonar los metatarsos y bótox.

Pero no todos los podólogos están de acuerdo. Jonathan T. Deland, cirujano ortopédico en el Hospital de Cirugías Especiales, se opone hasta a los procedimientos cosméticos menos radicales. “Lo más importante de los pies es que no duelan y que uno pueda funcionar... Si solo hablamos de tacones de aguja de nueve centímetros que causan que duelan los pies y si usamos unos de 6,4 centímetros sin dolor, entonces, probablemente no sea una buena razón para operar”, dijo.