Puede que el papa Francisco sea un fanático del fútbol, pero su Iglesia sacó “tarjeta roja” a los organizadores del Mundial de Brasil por gastar miles de millones de dólares en estadios en vez de mejorar los pésimos servicios públicos del país.

En un folleto con forma de tarjeta roja distribuido esta semana en iglesias y parroquias del país con más católicos del mundo, la Conferencia de Obispos de Brasil instó al gobierno a respetar el derecho de la gente a manifestarse contra el torneo que arrancará el 12 de junio.

“La Iglesia quiere contribuir al debate público y expresar su preocupación con (...) la inversión de prioridades para el dinero público, que debería servir prioritariamente para la salud, la educación, el saneamiento básico, el transporte y la seguridad”, dijo. Con ese mensaje, la Iglesia se suma al cuadro de brasileños que han salido a la calle a protestar.