H.R. Giger, artista surrealista, escultor y escenógrafo, quien murió el pasado 12 de mayo, será recordado por abrirnos la mente con su original diseño para la película Alien en 1979.

La cinta redibujó la forma de mostrar a los monstruos en el cine, al presentar un ser metálico y fálico, sinuoso y esquelético, con algo de insecto y de reptil al mismo tiempo.

Antes de la criatura de Giger, la mayoría de los extraterrestres que aparecían en las pantallas eran más o menos de aspecto similar al nuestro.

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¿Hay alguna razón que nos lleve a pensar más en los pequeños hombres verdes de Marte que en las habichuelas de ojos grandes descritas por Captain Beefheart en su canción Big Eyed Beans from Venus?

Para los creadores de cine y televisión sin acceso a imágenes creadas por computador resultaba problemático crear alienígenas que fueran creíbles y casi imposible si no recurrían a un actor disfrazado para parecer “de otro mundo”.

A menudo se daba por sentado que cualquier tipo de vida inteligente presente en el Universo debía parecerse a la nuestra, tal y como quedó demostrado en películas clásicas como Ultimátum a la Tierra.

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Reciclamos y adaptamos basándonos en gran medida en nosotros mismos. Sin embargo, cuando Giger presentó su visión oscura y totalmente alienígena de la vida extraterrestre, cambiaron nuestras percepciones de un plumazo.