Una estola de Juan XXIII y un frasco con gotas de la sangre de Juan Pablo II son reliquias de los dos pontífices canonizados que se conservan en la Iglesia católica de Bolivia, informó el arzobispo de La Paz, Edmundo Abastoflor.

El ornamento de la vestimenta litúrgica, que mide dos metros, fue obsequiado a Bolivia por la Santa Sede hace más de dos décadas después de que se fundara una institución para formar sacerdotes con el nombre de Juan XXIII en la región andina de Potosí.

Los miembros de ese centro decidieron en conjunto denominarlo con el nombre del pontífice y solicitaron un recuerdo suyo. La reliquia se exhibe en la urna del retablo del templo de San Martín, en Potosí, indicó Abastoflor.

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La sangre de Juan Pablo II fue enviada a La Paz alrededor del año 2000 y es conservada en la Nunciatura Apostólica. Para Abastoflor, su exposición requiere de mayor cuidado pues, a su juicio, “es más digna de veneración”.

Ambas reliquias fueron expuestas durante una ceremonia que se celebró el domingo pasado en la Catedral Metropolitana de La Paz.