La escritora mexicana Elena Poniatowska volvió a hacer gala de su conciencia social este miércoles al recibir el Premio Cervantes, considerado el Nobel de las letras hispanas, describiéndose como una Sancho Panza que habla de "andariegos comunes".

El Cervantes se otorga "a una Sancho Panza femenina", que "no puede hablar de molinos porque ya no los hay y en cambio lo hace de los andariegos comunes y corrientes que cargan su bolsa del mandado, su pico o su pala, duermen a la buena ventura y confían en una cronista impulsiva que retiene lo que le cuentan", dijo Poniatowska, de 82 años, tras recibir el premio Cervantes.

Con una gran sonrisa, la escritora no quiso empezar a hablar sin recordar antes al recientemente fallecido Gabriel García Márquez, que "dio alas a América Latina y es ese el gran vuelo que hoy nos levanta".

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Vestida con el traje indígena rojo y amarillo, regalo de unas mujeres de Juchitán (en el estado de Oaxaca), la escritora hizo una encendida defensa de los pobres, de las mujeres, de los migrantes que buscan un mundo mejor, que constituyen una preocupación constante para ella, que refleja en sus novelas y artículos.

La obra de Poniatowska es una defensa de "la igualdad como requisito esencial del desarrollo social y humano, la educación como derecho universal y la trascendental relevancia de la mujer en las nuevas realidades sociales", remachó el rey Juan Carlos de España tras entregarle el galardón.

"El poder financiero manda no sólo en México sino en el mundo. Los que lo resisten, montados en Rocinante y seguidos por Sancho Panza son cada vez menos. Me enorgullece caminar al lado de los ilusos, los destartalados, los candorosos", aseguró la escritora.

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La autora de "La noche de Tlatelolco" o "Hasta no verte, Jesús mío" recordó como, el pueblo de a pie fue el que le descubrió "este enorme país temible y secreto llamado México" cuando llegó de Francia con su familia cuando era una niña.

"Los que me dieron la llave para abrir a México fueron los mexicanos que andan por la calle", aseguró Poniatowska, que ha sido la cuarta mujer en recibir el Cervantes, tras María Zambrano, Dulce María Loynaz y Ana María Matute.

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"Lo que se aprende de niña permanece indeleble en la conciencia y fui del castellano colonizador al mundo esplendoroso que encontraron los conquistadores", añadió la escritora.

"Conjugando lo real y lo literario en una zona intermedia entre la crónica y la novela, nuestra galardonada aproxima la realidad a nuestras propias vidas. Y así, invita al lector a adoptar una visión crítica y lo estimula para vivir un compromiso con el ser humano", dijo el rey Juan Carlos, que volvió a presidir el acto de entrega tras dos años de ausencia por motivos de salud.

Poniatowska, que estuvo acompañada por sus hijos y sus nietos en la ceremonia celebrada en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, la cuna de Miguel de Cervantes a unos kilómetros de Madrid, también recordó a sus padres y figuras como Luis Buñuel, Alvaro Mutis o los cuatro mexicanos galardonados antes que ella con el Cervantes: Octavio Paz en 1981, Carlos Fuentes en 1987, Sergio Pitol en 2005 y José Emilio Pacheco en 2009.

La entrega del premio, acto principal de las celebraciones en España del día del libro, culmina tres días intensos para Poniatowska, que donará los 125.000 euros del premio a una fundación para promover la cultura en México.

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El lunes, la escritora había dejado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes una edición de "La noche Tlatelolco", un manuscrito y una pulsera que llevó su padre en la II Guerra Mundial como legado, y el martes asistió al tradicional almuerzo ofrecido por el rey Juan Carlos a la galardonada y a representantes del mundo literario.