El Festival de Coachella, que se celebra estos días en la localidad californiana de Indio, a unos 200 kilómetros al este de Los Ángeles (EE.UU.), se ha convertido en el festival de música con más famosos por metro cuadrado de todo el país.

El evento, que cuando nació a fines de 1990 era considerado uno de los escaparates más respetables de la música alternativa del momento, ha sufrido en los últimos años una metamorfosis que, según muchos, lo ha llevado a convertirse en una pasarela para ricos y famosos en la que los conciertos ya son solo una excusa.

O como señalaba recientemente el diario Los Angeles Times en un artículo: “Aclamado a principios de la década pasada por su espíritu libre, ahora Coachella es más un fin de semana de vacaciones en un recinto amurallado que un festival de música innovador”.

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Al tiempo que han aumentado las críticas al festival por haber perdido su espíritu original y haber dado cabida a géneros musicales más comerciales, también se ha incrementado la asistencia al evento –que desde el 2012 se celebra durante dos fines de semana consecutivos reuniendo a cerca de 90.000 personas–, así como el número de caras conocidas que se dejan ver por la localidad de Indio.

Pese a presentar un cartel con bandas y artistas de calibre como Arcade Fire, Muse, MGMT, Pet Shop Boys o Lorde, Coachella ocupa más titulares de prensa por las últimas tendencias de moda que lucen los asistentes o las extravagantes instalaciones con las que cuenta la zona VIP del festival, que por la música. A nadie le extraña ya que en la lista de artistas que han participado en la edición del 2014 haya nombres como el del rapero Jay Z y su esposa Beyoncé o que por el recinto del festival se dejen ver Paris Hilton, Lindsay Lohan o una de las hermanas Kardashian.

Al festival se lo califica de haberse convertido en un evento elitista. Las entradas para un fin de semana cuestan unos $ 375, fuera de comida y alojamiento. También se pueden pagar $ 799 por una entrada VIP. Al que no le apetezca pasar calor puede alojarse por $ 6.500 en una de las tiendas estilo safari con aire acondicionado.