Algunos sostienen que la literatura infantil ecuatoriana vive un buen momento. Que se escribe y publica más. Que en los planteles educativos los niños leen obras de escritores nacionales. Hoy, que se celebra el Día Internacional del Libro Infantil (la fecha se instituyó en homenaje al natalicio de Hans Christian Andersen, escritor danés), Hernán Rodríguez Castelo, Cecilia Velasco y Juana Neira, autores ecuatorianos que escriben para niños, responden inquietudes sobre este género. Ellos son, además, estudiosos de la literatura.

¿Vive realmente un buen momento la literatura ecuatoriana?

Hernán Rodríguez Castelo, historiador de la literatura ecuatoriana, escritor de literatura infantil y juvenil, ensayista, crítico de arte y lingüista.

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Desde hace algún tiempo se habla de un pequeño boom de la literatura infantil en el Ecuador. Si acaso cree que existe, ¿qué factores, piensa usted, han incidido para que se dé?

Se publica actualmente mucha más literatura infantil que antes. Puede llamarse, como usted dice, un pequeño boom. En esto ha sido decisivo el interés que varias editoriales han mostrado por la literatura infantil.

Los niños leen literatura de escritores ecuatorianos en los planteles educativos. Da la impresión de que hay más autores escribiendo libros dirigidos a este segmento de la población. ¿Porque hay más escritores y publicaciones surge la demanda? ¿o ante la demanda del mercado surgen más escritores y libros de literatura infantil? ¿Cuál es la dinámica?

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Ante la demanda de obras de literatura infantil ecuatorianas en las escuelas se requieren obras y ello motiva a escritores.

¿En Ecuador están dadas las condiciones para que exista la literatura infantil fuera del mercado educativo?

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No me parece. Todavía muchas obras de literatura infantil ecuatoriana se leen en el medio de la educación por obligación y a disgusto de los pequeños lectores.

¿Que haya crecido el interés por la literatura infantil en el Ecuador significa que se están gestando nuevos lectores y que quizá a futuro cambie esa cifra que dice que el ecuatoriano lee en promedio medio libro al año?

Ese interés por la literatura infantil ecuatoriana no desborda los límites de las escuelas. Se sigue sin dar respuestas serias, eficaces al problema de los nivelas cada vez más bajos de lectura en nuestro país.

¿Qué temas está contando la literatura infantil y juvenil en el Ecuador?

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Temas dominantes son los de la cotidianidad en el aula o en el hogar. También es tema muy socorrido el de la naturaleza.

¿Qué caracteriza, qué define a la literatura infantil?

Que el lector infantil la lee con gusto. Pero es mejor la literatutra infantil que cobra alguna mayor hondura. Y tengo yo este criterio como clave para reconocer la mejor literatura infantil: que interesa y gusta también a un buen lector adulto.

¿El humor es un requisito indispensable?

No indispensable, pero sí un ingrediente muy estimable. Sobre todo el lector infantil de corta edad disfruta mucho con el humor.

Usted, que también es autor de obras de literatura infantil, ¿qué consideraciones toma al escribir para el público infantil? ¿Cómo elige los temas y el tono de su narrativa?

Una doble consideración: que el lenguaje esté muy a alcance del pequeño lector, y que, ello no obstante, le entregue cosas muy interesantes, muy bellas, muy hondas.

En cuanto al tono, lo impone el tema, la historia. Los temas se me han impuesto: cosas que me han emocionado mucho, que me han hecho pensar con especial hondura, que he sentido que debía participar a los niños.

Se habla mucho de la muerte del libro de papel y del cercano reinado del libro virtual. ¿En el mundo de la literatura infantil también se aproxima este cambio? ¿Cómo es la relación literatura infantil-tecnología?

Por el momento entre nosotros no hay. Los niños manejan cada vez más los medios electrónicos, pero para sus juegos. Nada, absolutamente nada para lo que tenga que ver con la literatura. Los niños que leen, que, aunque minoritariamente, los hay, leen en el libro impreso.

A pesar de todos los malos augurios, en el mundo actual se imprimen libros como nunca antes. Pero cada vez cobra más importancia el texto al que accedemos por internet.

Y yo mismo he puesto ya uno de mis últimos libros en mi página web (www.hernanrodriguezcastelo.com): “Un siglo de libros y de artes y de cine”. En impreso habrían sido mil páginas. Y no siempre se halla en el Ecuador editores interesados en un libro de mil páginas. Y en internet se está leyendo y consultando muchísimo.

¿Cuáles son los escollos o problemáticas que debe superar la literatura infantil ecuatoriana?

El mayor escollo es que faltan aún sostenidas calidades literarias en esa literatura. Otro escollo es la falta de estudios teóricos sobre esa literatura. Por eso me parece tan importante que la Universidad Técnica Particular de Loja haya creado la Maestría en Literatura Infantil, que está formando ya centenares de educadores familiarizados con la literatura infantil y conocedores de los secretos y posibilidades de ese maravilloso mundo.

 

Cecilia Velasco, catedrática universitaria, escritora de literatura infantil y juvenil. Con la novela Tony en el 2010 obtuvo el Premio Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil Norma-Fundalectura. Es columnista de diario Hoy.

Los niños leen literatura de escritores ecuatorianos en los planteles educativos. Da la impresión de que hay más autores escribiendo libros dirigidos a este segmento de la población. ¿Porque hay más escritores y publicaciones surge la demanda? ¿o ante la demanda del mercado surgen más escritores y libros de literatura infantil? ¿Cuál es la dinámica?

Es muy poco lo que se lee en escuelas y colegios nacionales, y la situación es peor en instituciones públicas; en algunas privadas, las editoriales locales se esfuerzan para que niños y jóvenes adquieran libros de autores nacionales, cuyo número ciertamente se ha incrementado. Importantes clásicos, que también deberían leerse, han sido dejados de lado.

¿En Ecuador están dadas las condiciones para que exista la literatura infantil fuera del mercado educativo?

En el Ecuador, tales condiciones no existen, a no ser excepcionalmente a través de poquísimas bibliotecas públicas y escasa animación a la lectura. Ni las familias ni la sociedad ni las autoridades incentivan el consumo de libros, y menos de aquellos que tienen como móvil el placer. A menudo, los padres, maestros y gobernantes desprecian la lectura.

¿Que haya crecido el interés por la literatura infantil en el Ecuador significa que se están gestando nuevos lectores y que, quizá, a futuro cambie esa cifra que dice que el ecuatoriano lee en promedio medio libro al año?

Tengo alumnos en primer año de universidad que no han leído ni un solo libro durante sus años de educación secundaria. Si las cifras de lectores niños se incrementan, se trata de un fenómeno que ocurre en estratos muy pequeños. El medio local, en general, no incentiva a persona alguna a iniciar o perseverar un camino lector.

¿Qué temas está contando la literatura infantil y juvenil en el Ecuador?

Hay varias obras centradas en la cotidianidad, más en la infantil que en la juvenil, tanto en el ámbito familiar como en el escolar; hay algunas otras que facilitan el contacto con la historia nacional y las tradiciones locales a través de adaptaciones o recreaciones infantiles de variada calidad. Fantasía e imaginación son temas poco explorados.

¿Qué caracteriza, qué define a la literatura infantil?

En nuestro medio, con las excepciones de rigor, caracterizan a la literatura infantil anécdotas y lenguaje simplificados y desasidos de significados humanos hondos; desde una perspectiva del “deber ser”, tendría que caracterizarla la búsqueda de belleza y una intención de ruptura y novedad.

¿El humor es un requisito indispensable?

Solo del mismo modo en que lo es para la literatura a secas; esto es, cuando el humor inteligente y fresco aparece en páginas literarias memorables, las hace menos solemnes y más humanas y compasivas con las desventuras de héroes y heroínas. El humor facilón, por el contrario, empobrece y aliena.

Usted, como autora, ¿qué consideraciones toma al escribir para el público infantil? ¿Cómo elige los temas y el tono de su narrativa?

Procuro ser cuidadosa con el lenguaje, no acartonada, pero sí cuidadosa; busco un tono lírico que ojalá logre encontrar. Me interesa contar historias en las que se recupere el injustamente desprestigiado diálogo entre diversos, y en las que la extrañeza se haga presente de algún modo.

Se habla mucho de la muerte del libro de papel y del cercano reinado del libro virtual. ¿En el mundo de la literatura infantil también se aproxima este cambio? ¿Cómo es la relación literatura infantil-tecnología?

Las pantallas son un soporte al que cada vez más ciudadanos de toda edad tienen mayor acceso, sobre todo en las urbes. Ojalá fueran empleadas para motivar a leer y escribir. Hace falta educar a los más jóvenes en la apreciación de todas las artes: literatura, pintura, música, escultura, danza, teatro —llevamos aquí un retraso enorme y doloroso—, y la tecnología podría ser una gran aliada.

¿Cuáles son los escollos o problemáticas que debe superar la literatura infantil ecuatoriana?

Hacen falta estudios sobre la tradición literaria infantil y juvenil ecuatoriana: trayectoria, expresiones, logros y deméritos. Los autores, a ser autocríticos con nuestro trabajo, que tiene que ser literario. Deberían producirse obras líricas y dramáticas para niños y jóvenes, géneros actualmente abandonados, porque es más comercial y accesible la narrativa.

 

Juana Neira, escritora de literatura infantil, directora de la Asociación Ecuatoriana del Libro Infantil y Juvenil Girándula y conductora del programa Sueños de papel, que se emite por radio Visión.

Los niños leen literatura de escritores ecuatorianos en los planteles educativos. Da la impresión de que hay más autores escribiendo libros dirigidos a este segmento de la población. ¿Porque hay más escritores y publicaciones surge la demanda? ¿o ante la demanda del mercado surgen más escritores y libros de literatura infantil? ¿Cuál es la dinámica?

Me parece que es necesario hacer un recuento histórico, si cabe el término, a cerca de este fenómeno. Es a partir de los años 92 y 93 que la editorial ecuatoriana Libresa se convierte en una de las primeras que busca publicar literatura infantil de escritores de nuestro país, que hasta entonces era poco visible. Luego aparecen otras editoriales como Alfaguara y Norma, principalmente, que hacen lo mismo. Un ejemplo de esto fue la primera publicación que hizo Alfaguara en el Ecuador, “Ecuador, cuentos de mi país”, en la que aparecieron varios autores nacionales y luego “Verde fue mi selva” de Edna Iturralde.

De esta manera, se dan a conocer poco a poco autores de literatura infantil y se genera una coyuntura muy importante: los niños empiezan a diversificar sus lecturas y tienen la posibilidad de acceder a más libros para su edad, que la que teníamos otras generaciones; se convierten así, en los principales consumidores de dicha literatura. El Estado y las editoriales reconocen esta urgencia y apuestan por dichas publicaciones, entrando con fuerza en los establecimientos educativos. Y esto ha hecho que los niños de hoy lean mucho más que los niños de nuestras generaciones.

De esta manera, todos hemos fijado nuevas pautas para que la literatura infantil sea visualizada y respetada como un género literario fundamental en el desarrollo lector del Ecuador, consolidar este crecimiento de la lectura en los niños, ha tomado más o menos unos 20 años y la tarea no termina. Debo mencionar que la literatura infantil, sigue siendo considerada un género menor en varios segmentos de la sociedad, incluso en los mismos intelectuales de nuestro país y de algunas autoridades estatales.

¿En Ecuador están dadas las condiciones para que exista la literatura infantil fuera del mercado educativo?

Creo que están dadas las condiciones para que esto ocurra, ya que las publicaciones que se editan en el país, cada vez son más cuidadas y trabajadas, tenemos excelentes autores y autoras que han superado nuestras fronteras. Las ilustraciones son de grandes artistas que se han forjado y que han sido premiados y reconocidos en otros países. Tenemos un ejemplo, el hermoso libro “Por si no te lo he dicho” de María Fernanda Heredia, un libro que no se introdujo en centros educativos por su formato, se publicaron 5.000 ejemplares que se agotaron en las librerías del país y fuera de él. Esta, entre otras obras de autores e ilustradores ecuatorianos.

Desgraciadamente en las librerías debemos competir con publicaciones traídas de afuera de grandes y atractivos formatos, sagas que han tomado fuerza en el cine, por ejemplo las colecciones de Disney o personajes mediáticos que han copado la atención de niños y jóvenes del planeta, las que llegan a nuestro país y tienen un marketing muy atractivo, por lo que se hace más difícil que la literatura ecuatoriana alcance los niveles deseados en cuanto a comercialización y difusión.

Que haya crecido el interés por la literatura infantil en el Ecuador significa que se están gestando nuevos lectores y que quizá a futuro cambie esa cifra que dice que el ecuatoriano lee en promedio medio libro al año?

Definitivamente hoy en día los niños y niñas de este país leen mucho más que antes. No debemos descuidar este segmento de lectores, ya que, si en ellos se ha sembrado la semilla de la lectura, los frutos se manifestarán en seres humanos sensibles y talentosos.

Sin embargo, creo yo, que debemos reforzar la oferta de literatura juvenil, ya que en los jóvenes entre los 17 y 25 años se pierde el hábito lector. Este segmento de la población no puede ser descuidado, para que esta cadena lectora no se rompa y podamos tener en el futuro grandes lectores.

A propósito de este tema, se deben publicar más libros para jóvenes que les cautiven y les seduzca.

El Estado debería elaborar un Plan Lector que llegue a todos los habitantes de nuestro país y que la lectura sea considerada una herramienta fundamental para el crecimiento humano de la población.

¿Qué temas está contando la literatura infantil y juvenil en el Ecuador?

La literatura infantil y juvenil ecuatoriana ha abordado muchos temas, desde la creación de personajes divertidos e historias que cautivan a los más pequeñitos, temas como la alegría de los juegos y las travesuras, la fantasía y el humor, historias divertidas, personajes con los que los niños se identifican, hasta aquellos temas que son polémicos y que pueden generar alguna incomodidad en los lectores. Por ejemplo, el tema de la violencia intrafamiliar, el bullying, el racismo, la homosexualidad, los embarazos no deseados, el abandono, la muerte.

También debo referirme a los ilustradores que han encontrado su propio lenguaje a través de las imágenes y los colores para llegar con más fuerza a sus lectores.

¿Qué caracteriza, qué define a la literatura infantil?

Creo que existen varios aspectos que definen y caracterizan a la literatura infantil:

- Generar un lenguaje que nos acerque a los niños, un lenguaje que se identifique con ellos, con sus juegos, con sus dudas, con sus secretos y su búsqueda permanente.

- Inventar imágenes que les revele un universo en el que se vean deambulando y que sea verosímil para ellos. Que alerten su curiosidad y los involucre como protagonistas de su propia imaginación.

- Crear personajes que sean próximos a ellos, con los que se identifiquen, que sean voces que narren situaciones parecidas a las que ellos viven cotidianamente.

- Buscar historias que tengan aventuras y acción, que sean divertidas. Que el factor sorpresa se manifieste en distintos momentos de la narración.

¿El humor es un requisito indispensable?

El humor es un recurso literario fundamental para los niños y los jóvenes y es el más difícil de lograr a la hora de escribir. El humor genera un vínculo esencial entre el autor y sus lectores, rompe barreras que atraen profundamente a los niños y jóvenes. El humor convoca y provoca, y se produce una complicidad entrañable entre los lectores y los escritores y escritoras.

Usted, como autora, ¿qué consideraciones toma al escribir para el público infantil? ¿Cómo elige los temas y el tono de su narrativa?

Escribir para niños es un reto de muchas exigencias y de mucho respeto por ellos. Con mis libros he querido llegar a ellos desde mis propias dudas y mis propias certezas. He indagado en temas como la alegría de descubrir el mundo con las travesuras de una niña. O el bullying en niños pequeñitos, o la indiferencia y la enfermedad, el amor, la amistad. En mis relatos, la presencia de los abuelos, es eterna, porque considero que su amor nos reconcilia con la vida.

Se habla mucho de la muerte del libro de papel y del cercano reinado del libro virtual. ¿En el mundo de la literatura infantil también se aproxima este cambio? ¿Cómo es la relación literatura infantil-tecnología?

Estoy convencida de que el libro de papel jamás morirá: el aroma de sus páginas, su textura, sus colores, sus imágenes, nos seguirán cautivando. Y los niños disfrutan mucho con ellos.

También estoy consciente de que el libro virtual cada vez tiene más cabida entre los niños y jóvenes lectores, eso es innegable. El mundo actual gira alrededor de la tecnología, la literatura infantil y juvenil no puede estar fuera de ella. Los niños de hoy manejan la tecnología con mucha destreza y los libros deben llegar a ellos por ese medio. Los escritores e ilustradores debemos incorporarnos a esta nueva herramienta para llegar a más lectores.

Creo positivamente que los dos formatos convivirán armónicamente en el futuro, de acuerdo con las preferencias de cada lector.

¿Cuál es el objetivo de la Asociación Girándula, que usted preside? ¿Con qué finalidad se creó y a quiénes y a cuántos agrupa?

Girándula apareció en el 2006, con el propósito de promover y difundir la literatura infantil y juvenil del Ecuador. Así convocó a todos los actores que tenían relación con esta misión: escritoras, escritores, ilustradoras e ilustradores, editoriales, librerías, maestros, bibliotecarios, quienes apostaron por este sueño de motivar a muchos niños el amor por la lectura. Debo destacar la entrega y la gestión decidida de la escritora Leonor Bravo, quien en estos 9 años ha sido un puntal en la promoción de la lectura infantil en nuestro país.

Ella y un equipo comprometido de escritores, crearon el maratón del cuento, que ha sido un referente muy importante para niños y adultos en la motivación y difusión de la literatura infantil y juvenil ecuatorianas. Este evento está posesionado a nivel internacional.

La Asociación Ecuatoriana del Libro Infantil y Juvenil es la filial del IBBY en nuestro país, lo que representa una responsabilidad de gestión muy importante en el ámbito de la promoción lectora a nivel mundial.

¿Cuáles son los escollos o problemáticas que aún debe superar la literatura infantil ecuatoriana?

Creo que el escollo más importante que debemos superar es lograr que las autoridades de nuestro país y la ciudadanía se sensibilicen frente la importancia de la lectura en los niños y niñas. Y que apuesten decididamente por la literatura infantil y juvenil.

Todos los años debemos acudir a las autoridades y a la empresa privada para que auspicien el maratón del cuento que lo realizamos en Quito, Guayaquil y Cuenca. Debemos cumplir con muchos requisitos que nos exigen para lograr los fondos necesarios para dicho propósito. Paralelamente a la realización del maratón, organizamos un evento académico que esté relacionado con el tema de la literatura infantil y juvenil, convocamos a maestros, mediadores de lectura, bibliotecarios y público en general para que se nutran de estas propuestas. Invitamos a expertos internacionales que vengan a nuestro país para que compartan sus experiencias y nos capaciten con herramientas creativas en la promoción lectora. Y todo esto requiere de fondos y en momentos resulta engorroso y frustrante gestionar dichos auspicios, ya que no existe una conciencia clara de la importancia de la lectura.