“Vigorizada de nuevo”, la siempre bella Kylie Minogue salta a la pista de baile de su nuevo disco Kiss me once, después de despejar algunos ‘muebles’ de su vida y de su carrera, y dejar por el camino a uno que otro hombre importante.

“Gran parte de este álbum trata sobre un nuevo comienzo para mí, sobre una reinvención de cómo trabajo y sobre un nuevo estado mental”, aclara la artista en una entrevista en la que, a los 45 años, se reconoce cómoda con su edad y con su música, a pesar de los prejuicios machistas que percibe en parte de la prensa y sus comentarios insistentes al respecto.

El título de Kiss me once (Warner Music), que se publicará mañana en formato físico, es un juego de palabras a partir de las iniciales de su nombre y representa tanto la esperanza de “la posibilidad” como la “magia irrepetible” del primer beso.

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Llega tras hacer cambios, el más importante, la ruptura profesional con su representante de toda la vida, Terry Blamey, tras 25 años de alegrías.

Anticipa que pronto anunciará las fechas del Kiss me Once Tour y que, frente al extravagante show de la gira de su anterior disco Aphrodite, para esta piensa en algo “más depurado, pero igualmente femenino”, sin olvidar sus viejas canciones.