Febrero es festivo para la gastronomía peruana, es el mes del pisco sour. Un coctel hecho a base de pisco, un destilado de uva, que se consume al sur de dicho país desde tiempos prehispánicos.

Con ese motivo, la Embajada de Perú preparó un tour gastronómico en Quito, en el que se visitó 5 restaurantes para saborear sus platillos y cocteles.

Cada una de las paradas del recorrido mostró el ejército de chefs peruanos que dejaron su tierra con la consigna de conquistar el paladar del mundo.

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El chef Noé Vásquez es uno de ellos. Llegó a Ecuador hace cinco años y abrió El Espigón 593. Su secreto: Seguir al pie de la letra “la receta de la abuela” de los platillos peruanos como el ceviche peruano o la causa limeña (un pastel de papa relleno de atún, pollo o mariscos).

La variedad de restaurantes peruanos en la capital va desde los conservadores (El Espigón), pasa por los que experimentan variaciones de las recetas tradicionales (Segundo Muelle y Lua), y termina en menús fusionados con la cocina japonesa (Edo y Hanzo).

De estos locales, Segundo Muelle presenta una carta creada por el chef Fernando Palomino, en la que se puede encontrar el ceviche de mango, aguacate y calamares; también la causa crocante y el atamalado de mariscos.

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Mientras, en Lua, del chef Alexander Lau, que ya cumplió dos años en Quito, se ofrece ceviche de langostino caliente, servido con una salsa a base de ají amarillo, o el pescado a lo macho con tacu tacu de garbanzo con salsa de mariscos.

En tanto, el chef Jesús Rojas, de Hanzo, presenta una carta con rollos japoneses con detalles peruanos, por ejemplo, el maki acevichado, con leche de tigre, o salsa de huancaína, hecha a base de ají amarillo.

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Edo es una cadena que ofrece comida tradicional peruana, japonesa y fusión entre ambas. Entre los platillos, se puede encontrar el tiratido de uzugoro, que son láminas de pescado con salsa de soya, limón, cilantro y ají rocoto.