De la mano de la exigencia y el reto, el escritor cuencano Juan Pablo Castro presentó su sexta novela y décimo libro: 'Los años perdidos'. Castro escribe desde hace 20 años y dedica tres o cuatro horas diarias a esa tarea. Sostiene que saber que el libro ha sido abierto y no ha sido cerrado sino hasta terminar la historia, es la mayor satisfacción que puede tener el padre de una obra.

La idea central del libro, en palabras del autor, es la memoria. “El pasado que a veces arrastran los individuos, un pasado tormentoso, no solucionado como un evento que a veces está presente. En la novela, el personaje principal, Faustino Alcázar, vive, de alguna manera, condenado a ese pasado”, explica Castro.

¿Y el escenario?
Una ciudad de Quito apocalíptica, el presente, con incendios que atormentan a la ciudad, con un sol calcinoso, la lluvia andina y melancólica ha desaparecido y lo que se tiene es un calor salvaje, infernal, que desconcierta a la gente. La otra parte de la novela se desarrolla en Lisboa (Portugal) donde Faustino vive su adolescencia. Ahí la ciudad es apacible, melancólica, lluviosa.

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¿Qué tiempo demandó armar la obra?
Los escritores redactamos más cuando no estamos frente al teclado. Eso quiere decir que la historia se interioriza en el cuerpo muchos años antes de empezar a escribirla. Hace 7 años estuve en Lisboa y sin saberlo empezó a interiorizarse la historia, pero empecé a escribirla hace unos tres años cuando encontré la primera frase: No llovía en la ciudad, que dialoga con una novela clásica de Quito: El viajero de Praga, de Javier Vásconez.

¿Qué tan complicado resulta hilar ideas para armar una novela?
La novela es el arte mayor de la literatura. Resulta difícil someterla y tratar de dominarla. Es compleja porque los personajes se revelan, tratan de imponerse; existen momentos en que uno se ofusca y no sabe por dónde va la historia. También hay horas de lucidez y se escribe con mayor febrilidad. Cuando uno tiene cierta mecánica trata de domar ese animal.

¿Qué hace el escritor cuando se traba?
Es un momento difícil. Lo mejor es huir un rato. A veces refugiarse en otros espacios: el cine, el amor, la juerga, pasear. Distanciarse de la obra y volver a ella.

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¿Cómo escoger las palabras para atrapar al lector?
Eso es importante. En principio la novela es el arte del fracaso. Todo escritor sabe que por más que tenga una historia, un personaje siempre se enfrenta al fracaso porque quizá esa novela no llegue a ser como quisiera, pero no creo que los lectores deban verse con una literatura fácil. Yo necesito lectores exigentes que apuesten por sí mismos. Que quieran dejarse seducir. Yo no escribo historias fáciles, pero tampoco complicadas e imposibles.

¿Las historias se vinculan con el escritor?
Diría que todas las novelas tienen una dosis menor de autobiografía.

Los escritores redactamos más cuando no estamos frente al teclado. Eso quiere decir que la historia se interioriza en el cuerpo muchos años antes de empezar a escribirlaJuan Pablo Castro, escritor