El exsecretario de Juan Pablo II, el cardenal Stanislaw Dziwisz, quien acompañó por casi 40 años al papa polaco, lanzó ayer un llamado para que los autores del robo de la reliquia con la sangre del fallecido pontífice sea devuelta.

En una entrevista al diario Il Messaggero, el purpurado polaco, una suerte de hijo putativo de Juan Pablo II, rogó a los ladrones que “restituyan la reliquia antes de la canonización” del pontífice polaco, prevista en el Vaticano para el 27 de abril.

La reliquia, un pedazo de tela impregnada de sangre y no una ampolla como inicialmente fue informado por la prensa italiana, fue robada el pasado 25 de enero junto con un crucifijo en la pequeña iglesia de San Pietro della Ienca, en una zona montañosa de los Abruzos, una céntrica región italiana a la que el popular papa polaco solía acudir al inicio de su pontificado para pasear o esquiar.

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“Es un gesto incomprensible”, lamentó don Stanislao, como solía ser llamado durante los 27 años de pontificado de Juan Pablo II su colaborador más cercano. “No me explico un gesto así, creo que es solo un acto vandálico”, comentó tras descartar que se trate de un robo con fines satánicos, como ha mencionado la prensa.

“La reliquia no tiene algún valor comercial, solo un enorme peso afectivo”, agregó. Unos cincuenta policías han sido desplegados a la zona para la búsqueda de la tela, la cual podría ser venerada por los seguidores del futuro santo, quien lideró a la Iglesia de 1978 al 2005.

En agosto del 2012, tres ladrones a bordo de un tren robaron una mochila de un sacerdote que contenía un relicario de forma de libro en el que se encontraba la ampolla de sangre de Juan Pablo II, pero fue encontrada pocas horas después al haber sido abandonada cerca de la estación de ferrocarril de Marina di Cerveteri, en el litoral de Roma.