Como cada 8 de enero, miles de devotos del Gauchito Gil, la figura religiosa pagana más popular de Argentina, se dieron cita ayer en los numerosos santuarios a las veras de las carreteras, con banderas y velas rojas, para homenajear al “santo profano” en su día.

El templo más grande dedicado al Gauchito Gil está en Mercedes (provincia de Corrientes –noreste–, de donde se cree que era oriundo y a la que todos los años van miles de personas.

César Bracamonte construyó el santuario, emplazado en la tumba del Gauchito Gil, para cumplir la promesa que le había hecho a la figura religiosa, quien lo ayudó a superar una grave enfermedad, hace 11 años. “Me comprometí a que, con la ayuda de la gente, podía construir un santuario en agradecimiento”, contó Bracamonte, de 60 años y que hoy goza de muy buena salud.

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Los festejos por el “santo profano”, denominado así por no ser reconocido por la Iglesia católica, comenzaron la noche del pasado martes y durante los días previos a la celebración en los alrededores del templo se instalaron negocios, espacios de baile y cámpines para los más de 200.000 visitantes que esperan los organizadores.