Arturo Pérez-Reverte escogió la vida de un artista callejero del grafiti para escribir su última novela, El francotirador paciente. En esta entrevista con EL UNIVERSO desgrana detalles de su convivencia con un colectivo que, como él afirma, “no tiene presencia social y que poniendo su nombre se afirma y existe”.

¿Cómo surgió este libro?
El tema del arte me interesa. Viajo mucho en tren y veía mucho grafiti en todas las estaciones. Un día estaba en Verona, en el balcón de Julieta (en referencia al personaje de Shakespeare), y vi uno. Con eso en la cabeza empecé a construir la historia.

¿Qué visión tenía antes de los grafiteros?
Que eran unos vándalos.

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¿Y después de escribir esta novela?
Cuento una historia que transcurre en ese mundo. No pretendo explicarlo ni convencer a nadie, ni defenderlo ni atacarlo. El grafiti vandálico hace daño, creo que en los sitios inadecuados es pernicioso y debe ser perseguido. Esto no me ha convencido de lo contrario... Comprendo mejor este mundo, pero no me he vuelto grafitero.

¿Y qué quieren expresar?
Me llamo, existo, soy. Es todo. Esa afirmación del yo es la que mueve al grafitero original.

¿Se puede decir que el grafiti es un arte?
La mayoría de grafiteros que conozco rechazan la palabra arte. El grafitero puro y duro se niega a ser llamado artista, quiere mantenerse fuera del sistema, pero no para gritar contra el sistema, sino porque su independencia y marginalidad le satisface. Es una forma de vida y un deporte de riesgo.

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Compartir ese deporte de riesgo fue de cierta manera un regreso a Territorio comanche...
He vuelto a ser periodista, a descubrir la emoción, la adrenalina, el instinto de grupo, el correr. Es un mundo hermético y fascinante, y utilicé mis antiguas tácticas de reportero. ¡Si me he metido con la guerrilla y con los narcos, cómo no me voy a meter con los grafiteros!

Y, otra vez, cobra protagonismo un personaje femenino...
Con las mujeres abro puertas nuevas. En este caso el hecho de que sea lesbiana, en lo que no se hace ningún tipo de hincapié, me permitió hacer posible ciertas miradas más complejas, más ricas. Esto ha requerido mucha reflexión y mucho error corregido.

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¿Por qué un thriller?
Esta novela requería un ritmo determinado. No podía usar descripciones complejas sino más bien muy sintéticas. He tenido cuidado de que el ritmo se consiga con más diálogo y que sea una novela muy rápida de leer. Creo que tiene una estructura adecuada a su banda sonora y a la historia que quiero contar.

Esta novela requería un ritmo determinado. No podía usar descripciones complejas sino más bien muy sintéticas