El príncipe Enrique de Inglaterra salió este martes sonriente pero frío de una nevera industrial en la que pasó la noche para preparar una carrera en la Antártida junto a soldados británicos heridos en Afganistán.

El príncipe, abrigado por un anorak rojo, dijo que el peor momento de la experiencia fue "penetrar" en la cámara frigorífica, ubicada en Warwickshire (centro de Inglaterra) y que normalmente se usa para probar vehículos.

Enrique y sus cuatro compañeros -soldados que sufrieron una amputación- se medirán a dos equipos durante 15 días, a finales de noviembre, en una carrera de 321 kilómetros.

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La expedición al Polo Sur fue organizada por una organización caritativa en favor de los heridos de guerra.

El príncipe, cuarto en la línea de sucesión a la corona, pasó 20 horas en la heladera, a veces a una temperatura de -35º acompañada de fuertes ráfagas de viento creadas por ventiladores.