Cuando hoy se habla de música portátil, tal vez primero se piense en plataformas como el iPod –capaz de almacenar miles de canciones– o, en realidad, cualquier smartphone. Quizá los más nostálgicos recuerden un discman. ¿Pero un casete?

Pues esto era lo que llevaban los padres, quizás los abuelos, de aquellos que hoy solo consumen música en formato MP3.

El casete cumple 50 años de comercialización. El invento –del holandés Lou Ottens para la compañía Philips– se introdujo en la exhibición de radio Funkausstellung, en Berlín, y en 1963 fue distribuido en Europa y luego en Estados Unidos, con el nombre de compact cassette.

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Entonces el rey era el vinilo, pero la cinta magnética se fue convirtiendo en una alternativa popular por varias razones: su durabilidad y facilidad para el traslado y, sobre todo, para el copiado. ¡La música ahora era regrabable! Las cintas con canciones pregrabadas, conocidas como musicasetes o M.C., empezaron a comercializarse entre 1965 y 1966. Según reseña el diario Excélsior, de México, este fue el medio de grabación doméstica por excelencia durante más de veinte años. En los ochenta vivió su época de oro.

Aparecieron las grabadoras de bolsillo y los reproductores como el walkman (1979). Revolucionó la manera de concebir el audio y contribuyó a la difusión de música underground, pero en los años noventa llegó el disco compacto y, con él, el ocaso del casete.