Alberto II y Paola, que el domingo cederán el testigo como reyes de Bélgica a su hijo Felipe y su esposa Matilde, iniciaron hoy un viaje de tres días por el país para despedirse del pueblo belga.

Los soberanos comenzaron su periplo en Gante, la principal ciudad de Flandes, donde se reunieron con el alcalde de la ciudad, Daniel Termond, también visitaron el museo STAM de historia de la localidad y por último conocerán el nuevo estadio de fútbol local, el Ghelamco Arena de 20.000 plazas.

Varios centenares de personas acogieron a los reyes belgas, y entre ellos algunos nacionalistas portando pancartas reclamando una república flamenca, pero que fueron rechazados por los otros ciudadanos, informó el diario Le Soir en su edición digital.

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Las autoridades obsequiaron a Alberto II un grabado de la ciudad y a la reina un álbum fotográfico de su primera visita a Gante, hace 53 años.

El jueves se dirigirán a Eupen, la capital de la comunidad germanófona de Bélgica y el viernes estarán en Lieja, la gran ciudad de Valonia, la provincia sur y francófona de Bélgica.

En ambas jornadas serán recibidos por los alcaldes y acudirán a espectáculos preparados por la población en ocasión de la visita.

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De esta forma, los soberanos se despiden de forma simbólica de las tres comunidades lingüísticas del país, la flamenca, la francófona y la germanófona para lanzar el mensaje que son los reyes de todos los belgas.

Otras ciudades que los reyes no han podido incluir en su pequeña gira también han mostrado su afecto a los soberanos con actos conmemorativos.

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En Dinant, en el sur de Bélgica, se ha desplegado una bandera belga de 144 metros cuadrados para conmemorar los veinte años de reinado de Alberto II, que se cumplen el próximo domingo, en que también traspasará la jefatura del Estado a su primogénito.

Los todavía reyes de Bélgica se han reservado los últimos días como soberanos para despedirse directamente de los ciudadanos después de haber hecho lo propio con los miembros del gobierno, los ministros presidentes de las distintas comunidades y los ex primeros ministros del país.

Este martes, todavía en Bruselas, Alberto II y su esposa Paola inauguraron en el Senado belga la colocación de los bustos del matrimonio que, tras el domingo, mantendrán los títulos de rey y reina, aunque serán solo de cortesía.

Los últimos actos de Alberto II como rey coinciden con los preparativos de la abdicación, que por tradición belga no incluirá grandes fastos ni invitados de otras casas reales.

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El sábado 20 de julio, la víspera del relevo real, a las 17.30 GMT de la tarde se celebrará en el Palacio de Bellas Artes de Bruselas el concierto "Preludio de una Celebración Nacional" y a las 19.00 GMT tendrá lugar el "Baile Nacional" en la plaza del Jeu de Balle de Bruselas, con la presencia de los reyes y de los todavía príncipes Felipe y Matilde.

Ya el domingo, la ceremonia de abdicación y asunción del trono comenzarán a las 07.30 GMT con una misa Te Deum que se oficiará en la catedral de San Miguel y Santa Gúdula de Bruselas.

A su término está previsto que el rey Alberto II presente su renuncia al trono.

Hacia las 10.45 GMT, el príncipe heredero jurará como séptimo rey de los belgas ante de los representantes de las dos Cámaras en el edificio del Parlamento Federal y continuación se dirigirá a la llamada Columna del Congreso para rendir homenaje al soldado desconocido.

Tras el juramento, Bélgica tendrá dos reyes, Felipe y su padre, que a título de cortesía será el rey Alberto, y tres reinas, Matilde, la esposa del nuevo monarca, y las reinas Paola y Fabiola, viuda de Balduino.

Alrededor de las 14.05 GMT, el nuevo soberano pasará revista a las tropas y presidirá el desfile del Día Nacional en la Plaza de Palacio.

Los festejos concluirán al caer la noche en el parque Warandel, donde tradicionalmente los bruselenses celebran la fiesta nacional.