No hay mucho que Melissa McCarthy permita que se interponga en su camino a donde quiere ir: no la visión limitada de Hollywood, no las percepciones de sus detractores, ni, desde luego, Sandra Bullock.

La escena que filmaba en su comedia de acción, “The Heat”, en la que McCarthy y Bullock interpretan a disparejas agentes de las fuerzas del orden, parecía ser una sencilla, en la que las actrices tratarían de pasar por una puerta al mismo tiempo y a la fuerza. Sin embargo, ahí fue cuando McCarthy vio la oportunidad de divertirse un poco con su coestrella y decidió ponerse agresiva.

Después, una McCarthy más amable recordó así el momento: “Pensé: es posible que sólo tenga una oportunidad. Voy a empujar a Sandy Bullock tan fuerte como pueda. Realmente, pero realmente, la estaba empujando”.

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La aparentemente frágil Bullock tampoco se quedó sólo parada ahí, aguantándose. “Es pequeñita pero poderosa, y regresaba el empujón”, dijo McCarthy. “Era una verdadera pelea a muerte”.

McCarthy, también, puede ser engañosamente delicada. En persona, sigue siendo la ingeniosa nativa del Medio Oeste de Estados Unidos, que nunca dejó del todo la granja en la que creció, que no ha abandonado la forma de hablar directa, de ser la esposa de buen corazón y la maestra que interpreta en la comedia de CBS, “Mike & Molly” (por la que ganó un Premio Emmy).

Sin embargo, si a McCarthy se le pasa el balón de fútbol americano y se le permite correr con él, la lleva hasta la zona de anotación, al estacionamiento del estadio y a la siguiente ciudad.

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Su compromiso total y falta de inseguridad han definido a algunas de sus mejores actuaciones conocidas, como la chica y amiga, hambrienta de hombres, a quien le encantan las armas, que interpreta en “Bridesmaids” (con la que obtuvo una nominación al Oscar); cualidades similares se proyectan en la detective poco amigable pero muy capaz que interpreta en “The Heat”, la cual estrenó Fox el 18 de junio.

En su actitud modesta, McCarthy se ha ganado rápidamente la libertad para interpretar una gama más amplia de personajes que sus pares femeninas, así como hacerlas duras, ordinarias y excesivas como sus contrapartes masculinas. Su carácter de celebridad en aumento significa que puede tener papeles que se reescriben para ella y películas a las que se les da luz verde cuando ella firma el contrato; también la ha hecho ser el blanco de críticas inesperadas y terriblemente personales.

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Sin embargo, McCarthy no busca ser una pionera, ni tampoco desea ser el saco de boxeo de nadie: lo que ella quiere en sus comedias es la oportunidad de actuar en un mundo sin consecuencias.

“Empujas rebasando con mucho los límites de lo que está bien en la sociedad”, explicó emocionada McCarthy en abril, durante la comida, en un viaje a Nueva York para ser la presentadora de un programa de “Saturday Night Live”. “Siempre estoy totalmente consciente del: 'No puedes hacer esto’”.

“Cuando alguien realmente cree en lo que está diciendo, pero es una locura”, agregó, “es lo que más me gusta en la Tierra”.

Unos días después, McCarthy ensayaba para “Saturday Night Live” de NBC, en sus estudios en el Rockefeller Center, tratando de idear cómo meter mejor la cabeza en una parte de la escenografía que, ay, estaría rota antes de la transmisión en vivo.

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Para alguien a quien gran parte de Estados Unidos ha visto hacer, incansablemente, alusiones sexuales para mayores de 17 años y se empapa en aderezo ranchero, McCarthy podría, todavía en ocasiones, parecer una seguidora sonriente, que se ríe de integrantes del reparto como Taran Killam y Vanessa Bayer, en lugar de actuar el sketch con ellas. Sin embargo, para la noche del sábado, estaría tambaleándose por todo el estudio con los tacones demasiado altos como toda una profesional.

Tras bambalinas, Ben Falcone, el esposo de McCarthy y colaborador frecuente (interpreta al agente federal aéreo del que se enamora su personaje en “Bridesmaids”) explicaba cómo, mientras que las perspectivas para la carrera de su esposa habían cambiado drásticamente desde que esa película de 2011 se convirtiera en un éxito de 288 millones de dólares en todo el mundo, no ha sido así con el enfoque que ella tiene de su trabajo.

“No estamos muy lejos de tener que aceptar cualquier trabajo que podamos encontrar, de conseguir trabajo, porque quieres estar trabajando”, dijo Falcone. “Alguien te manda un guión de la idea más loca que haya – podría tratarse de algo como la abominable mujer de las nieves – y tú puedes pensar: 'no sé, ¿a la mejor deberíamos pensarlo?'”.

Antes de su creciente estrellato, McCarthy, de 42 años, era una adolescente loca por el tenis, que crecía en Plainfield, Illinois, y una neoyorquina veinteañera que pagaba su cuota con los monólogos humorísticos y en lo que describió como “obras de teatro muy dramáticas, muy lejos de Broadway”.

En un punto de inflexión a finales de los 1990, se mudó a Los Angeles y se unió a la influyente compañía de comedia, Groundlings. Ahí, McCarthy aprendió la diferencia entre los personajes excéntricos y los completamente locos.

“Loco es sólo loco y no hay para dónde hacerse”, dijo. “Puedes tener un punto de vista, puede ser muy raro, pero tenemos que conocer tu razonamiento”.

Cuando se formaba con futuras estrellas como Kristen Wiig y Maya Rudolph, McCarthy también conoció a Falcone, quien la atrapó improvisando un monólogo que fingió haber puesto por escrito en una clase en Groundlings.

Mientras sus compañeros de clase en “Groundlings” se fueron a “Satrurday Night Live”, McCarthy se convirtió en actriz de reparto en “Gilmore Girls”, como Sookie St. James, propensa a las vergüenzas, y en 2010, consiguió el papel protagónico en “Mike & Molly”.

Al año siguiente, Paul Feig, el director de “Bridesmaids” y su productor Judd Apatow batallaban para encontrar quien hiciera el personaje de una amiga bobalicona de Wii (quien escribió el guión con Annie Mumolo).

Feig dijo que se escribió ese personaje “para que fuera muy nervioso y estuviera muy tenso, esa amiga que siempre se está desmoronando y siempre está ahí”. Sin embargo, cuando llegó McCarthy, con camisas estilo Guy Fieri y actuando ruda y arrogante, dijo Feig, “Es la toma más divertida que haya visto”.

Los retos para Melissa

Para McCarthy, “The Heat” fue, al igual que “Bridesmaids”, una oportunidad para construir un personaje a partir de cero, darle el cabello desaliñado, estilo Patti Smith, y el guardarropa pasado de moda, y poder filmar lo que llamó “una ametralladora loca”.

Para Bullock, quien interpreta a una agente de la FBI tradicional, fue importante que “The Heat” fuera una cinta en la que las mujeres interpretaron papeles que fácilmente habrían podido hacer hombres, y pudiera ser una rara película liderada por mujeres durante el periodo de máxima testosterona en la industria cinematográfica.

“En realidad no ves tiempos para las damas en las programaciones de verano”, señaló.

Sin embargo, el mayor reto que enfrentaron en “The Heat” fue lo que Bullock llamó “mentalidad del salvaje oeste” de su frenética producción.

“No tienes tiempo para dejar que surja alguna inseguridad”, señaló Bullock, ganadora de un Oscar por “The Blind Side”. “El primer día fue: 'Está bien, no diremos nada que esté en la página’. Luego, nos estamos peleando a cachetadas”.

En estas confrontaciones cómicas, Bullock dijo sobre McCarthy: “Ella se lanza a la yugular y, si te pones delicada al respecto, te hundes. Así es que contraatacas; te lanzas a la arteria carótida”.

Feig dijo de McCarthy que fue “divertido observarla abusar de la novia de Estados Unidos”, pero también ver la gran confianza en sí misma que adquirió como actriz desde “Bridesmaids”.

En esa película anterior, Feig dijo, “llegó con toda esta inventiva y creatividad, pero era una de las intérpretes”. Lo que ahora comparte con otras estrellas de cine, comentó, es que “saben cómo brillar; saben lo que quieren hacer y lo que no, y saben cómo tomar algo que no es parte de su personalidad y hacerlo mejor”.

Dada la volubilidad de la industria cinematográfica, McCarthy dijo que ésta “podría ser su única vez en la que realmente pueda escoger cosas con las que me conecto al 100 por ciento”. Dijo estar preparada por si se desvanece su buena racha. “He estado tratando de interpretar papeles de ancianas desde que era veinteañera”, dijo, “así es que espero todo eso”.