Su bonhomía lo respalda. Apareció sin poses ni discursos elaborados para entablar un diálogo ameno y abierto con la prensa, a la que agradeció por haberse congregado “con ganas de hacer preguntas o de saber algo sobre las canciones de uno”, decía un Jorge Drexler más humano que artista.

Un conversatorio que se desarrolló en el lobby del Teatro Sánchez Aguilar, al que describió como “realmente maravilloso” y en cuyo tablado principal se subirá esta noche, a las 20:30, como parte de su segunda gira denominada Mundo abisal, que este año incluye a Guayaquil como parada.

Lo que diferencia al show de esta noche de anteriores presentaciones en el país es que este año cuenta con la presencia escénica de tres músicos, con quienes buscará que sus seguidores se sumerjan en su mundo abisal, que es “el contraste que hay en las profundidades marinas, entre la oscuridad circundante y la fosforescencia que emiten los seres submarinos”.

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Esa metáfora aplicada en el escenario se traduce en un show en el que la materia prima fusiona oscuridad y la fosforescencia. “Se parece más a la iluminación de una obra de teatro”. También comenta que “el show tiene un caos organizado a la mitad” y que si recuerda algo de Julio Jaramillo –y si el público se lo pide– lo incorporará a su repertorio.

Con este Diario, el cantante uruguayo, ganador del Óscar a la mejor canción original por Al otro lado del río, que formó parte de la banda sonora de Diarios de motocicleta, habló sobre su proceso de composición, al que describe como una “experiencia implosiva en la que uno va hacia adentro (de sí mismo) difuminando todo el entorno”.

Confesó que al hacerlo se mete en una especie de submarino y que durante esas semanas es “muy mala compañía”.

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“La composición es una experiencia donde uno tiene que aprender a domar el miedo a la hoja en blanco”, según Drexler, y asegura que le ha llevado tiempo –veinte años de trayectoria artística– ganar ese duelo entre la pluma y el papel.

En ese proceso que surge en soledad no deja a lado a su audiencia. “Cuando escribo me pongo en la situación de estar cantando en vivo y digo: ¿Esto tengo ganas de contarlo? ¿Tiene sentido que me pare frente a una audiencia y diga esto en particular?”.

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Drexler recurre a la métrica, a los epigramas y a las matemáticas a la hora de componer, pero dice que prefiere creer que lo hace de manera subconsciente, ya que tiene “mucha más fe en la intuición como disparador de una canción que en la razón”.

Me da más felicidad pura ir de gira que escribir. Escribir es una experiencia imprescindible para mí, pero no es una experiencia feliz ”.Jorge Drexler, cantante uruguayo