Con tan solo 20 años, la argentina Charlotte Caniggia, hija del afamado exfutbolista Claudio Caniggia, se convirtió en la protagonista de los noticiarios de farándula por haber aumentado su busto con implantes de 600 centímetros cúbicos. “Me puse 130 de lolas (medida en cm) para sentirme más sexy y madura. Estoy feliz, ahora parezco una Barbie”, declaró la exconcursante de Bailando por un sueño a la revista Gente.

En Ecuador, esta es una de las cirugías más comunes entre las mujeres y la tendencia local, según los cirujanos plásticos Jorge Miranda y Marcela Yépez, sigue los pasos de Caniggia: usar implantes más grandes.

Una mala elección pasa factura cuando se presenta la ptosis mamaria (caída de las mamas), aparecen estrías y vasodilatación periférica por la brusca distensión de la piel; y dolores de espalda que, en ocasiones, obligan al paciente a disminuir el volumen de sus implantes.

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Según los doctores consultados, el volumen estándar de prótesis de gel cohesivo de silicona que se coloca en el país oscila entre los 300 y 350 centímetros cúbicos (cc).

En el medio, según Yépez, se comercializan implantes de hasta 470 cc. Cuando la persona opta por unos de mayor tamaño– lo que puede representar una desproporción de las medidas de su cuerpo– se los debe encargar al exterior.

Ella señala que el problema radica en el desconocimiento de las pacientes. “No tienen ni idea de qué son los centímetros cúbicos... ni lo que es tener un peso tan grande en su cuerpo. Uno le tiene que hacer ver qué sería lo indicado o si es muy poco o demasiado”.

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Concuerdan en que para determinar la nueva talla se deben tomar en cuenta su edad, ancho de tórax, estatura, peso y firmeza de los tejidos.

Miranda afirma que, desde el punto de vista estético, debe haber una armonía. “Hay que buscar un balance en los volúmenes de la parte superior con la inferior del cuerpo y con base a eso, se escoge el implante que mejor le va a la paciente”.