Si hay algo que comparten Francisco Chica (guitarra), Kevin Klein (bajo) y Roberto Cabanilla (batería) es su vocación por el jazz, género que despertó en ellos una pasión firme e inquebrantable. Son los integrantes de Tritono, un trío guayaquileño de jazz que fusiona funk, rock y ritmos afrolatinos desde que nació, en junio del 2012.

El grupo se formó cuando Klein (21) buscó a Chica (22), con quien antes había estudiado, para junto con Cabanilla (29) sacar adelante un conjunto de jazz.

“Un día me llamó y me dijo ‘tengo un amigo que quiere tocar jazz, para ver si nos acolitas’. Fui, nos conocimos y tuvimos química”, dice Chica.

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Mientras se dedicaban a crear su música, este trío instrumental tocaba estándares del género. “Poquito a poco comenzaron a salir más ideas y terminamos siendo un grupo”, dice Klein.

A medida que se reunían a ensayar nacieron diez canciones que comprenden su repertorio y de las cuales siete formarán parte de su primer álbum, cuyo lanzamiento aún no tiene fecha establecida. Loka, Libros, El duende, Yahoo, ¿Qué? y Mentiras –su primer sencillo promocional– son algunas de sus creaciones y la mayoría son de Chica. Es él quien indica que ya las tienen grabadas y producidas.

Sobre el nombre que los caracteriza dentro de la escena local, Chica recuerda que primero se llamaron Jazz Trío. Luego de una lluvia de ideas decidieron quedarse con Tritono (sin acentuar la i), denominación que, según explica, “tiene un significado musical. Se llama trítono a una quinta disminuida o a una nota que tiene tres tonos de diferencia, aunque lo nuestro fue más como un juego de palabras porque estábamos viendo qué podía abarcar al jazz, el trío y la música”.

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Por su parte, Klein resalta que la intención también era mostrar que son jóvenes. “No somos un grupo cualquiera y Tritono nos identifica”.

En cuanto al proceso de composición, Cabanilla señala que es Chica quien “se encarga de la mayor parte de los temas. Tiene una manera increíble de componer porque si uno escucha los estándares de jazz o el que se hace en Guayaquil, lo suyo es completamente diferente. Cuando tú estás tocando, se nota que se pensaron y se trabajaron bien”.

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Ellos ensayan en su casa y siempre parten de un “boceto” que Chica propone. “Nosotros hacemos lo mejor, pero sin afectar la idea principal”, afirma.

El discurso de estos jóvenes está cargado de terminologías musicales. Escalas, notas e intervalos aparecen en cada declaración. “En eso se basa el jazz, en interpretar lo que está escrito”, subraya Chica, quien al igual que sus colegas musicales tiene claro que el jazz será su compañero de vida.

“Lo que queremos es darle a la gente a entender qué es el jazz. La gente piensa que es música que se escucha cuando vas a comer, pero también se puede interpretar y se puede dar un mensaje”, agrega.

Cabanilla y Chica estudian música a nivel profesional y Klein, producción musical. Esto debido a que es en ese campo en el que transcurre su día a día y en el que se proyectan a futuro.

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