El deseo de hacer una película en Quito, su ciudad natal, hizo que Viviana Cordero pusiera todos sus esfuerzos para dirigir y producir un guion que tenía guardado desde el 2009 y que pertenece a su recién estrenada No robarás (a menos que sea necesario).

La cineasta vuelve luego de cinco años de pausa. Su anterior trabajo fílmico fue Retazos de vida (2008). “Esta vez quería presentar una propuesta diferente, utilizar un solo personaje, cosa que para mí es muy difícil, pues siempre me tienta el contar muchas historias simultáneas, pero en este caso me obligué a concentrarme en un solo personaje”, señala.

La cinta, que presenta la historia de Lucía, una adolescente que comienza a robar para mantener a sus hermanos y sacar a su madre de la cárcel, fue inspirada en un artículo que leyó Cordero en un periódico sobre un caso similar de una chica que hacía exactamente lo mismo. “De alguna manera me conmovió y me hizo pensar en esta historia y desarrollarla”.

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Otra razón que la llevó a hacer la película fue que quería trabajar con gente de la capital. “Todas mis películas las había hecho fuera de esta ciudad y quería cambiar eso”.

Si bien cuando escribió el guion pensó en hacerla en la zona de San Carlos, en el norte de la capital –debido a que quería un lugar que estuviera lleno de condominios–, al final decidió cambiar de sitio porque el aeropuerto en esa época aún funcionaba en el norte y había mucho ruido, por lo que al final grabó en un barrio muy parecido que se ubica en el sur.

La película, grabada en formato digital, con una cámara Canon 5D, se rodó en 29 días en mayo del 2011.

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Una de las mayores dificultades que pasó la directora fue poder obtener un audio limpio. “Luego de editarla, pasamos a la sonorización; vimos que el sonido directo tenía varios problemas, pero gracias al trabajo que hizo Esteban Bravo durante año y medio para quitar el ruido de la película, salió muy bien, a pesar de que en algún momento llegué a pensar que por esto no la iba a mostrar en el cine”.

Otro aspecto con el que tuvo que trabajar bastante fue el elenco, porque la mayoría de los actores eran novatos, incluyendo a la protagonista, Vanessa Alvario, quien nunca había recibido una clase de actuación.

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La novel artista cuenta que se enteró de que buscaban una actriz para la producción porque fueron a hacer un casting en su colegio. “Después de tres pruebas, me escogieron”, confiesa Alvario, quien tenía 16 años cuando filmó la cinta (actualmente tiene 19).

Según la realizadora, esto se dio porque es casi imposible conseguir en nuestro medio actores de trayectoria con esa edad. “Decidimos buscar gente con talento y prepararla durante seis meses antes de comenzar a grabar. Me gustó mucho el resultado”, agrega Cordero.

Ella indica que ya es una característica de su cine y obras de teatro presentar cosas diferentes, por ello hay momentos pintorescos o populares, como cuando el padrastro de Lucía le interpreta una canción de Sandro a su madre en el paradero para que lo perdone. “Esos son momentos histriónicos o payasescos que reflejan un poco lo que somos los ecuatorianos”.

Aunque comúnmente los cineastas colocan sus experiencias personales en sus filmes, Cordero comenta que en este caso, si bien la protagonista no se asemeja en nada a ella a esa edad, sí habría querido parecérsele, pues a los 16 años la realizadora era una adolescente frágil, insegura, tímida y asustadiza, por lo que no podría haber sido capaz de hacer algo así de extremo por su familia, como robar, por ejemplo.

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“Además, es el personaje que le regalo a mis hijas para decirles que no tengan miedo, que hay chicas que son fuertes y que aprendan de ellas”, añade.

En referencia a las críticas de que el cine ecuatoriano solo muestra un “realismo sucio”, manifiesta que “esto tal vez se da porque los artistas se sensibilizan con lo que ocurre en la realidad, no pueden evitarlo”.

Personal

Viviana Cordero nació en Quito en 1964.

Ha realizado cuatro películas: Sensaciones (1991), Un titán en el ring (2002), Retazos de vida (2008) y No robarás (a menos que sea necesario) (2013).

Viene de una familia de cineastas. Sus hermanos Juan Esteban (fallecido) y Sebastián han dirigido producciones.