El director, guionista y dramaturgo Michael Haneke fue distinguido ayer con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes por una obra de profundas raíces europeas que ha conseguido convertirse en un referente del cine actual y que afronta con radical sinceridad los problemas individuales y colectivos.

Haneke, nacido en 1942 en Múnich (Alemania) pero criado en Austria, destaca por una “original y personalísima aproximación de radical sinceridad, aguda observación y extrema sutileza a problemas fundamentales que nos conciernen o afectan individual y colectivamente”, según refleja el acta del jurado.

Su presidente, el empresario José Lladó, fue el encargado de hacer público desde Oviedo el fallo del jurado, que destacó también la capacidad del cineasta austriaco de iluminar y diseccionar “con deslumbrante maestría aspectos sombríos de la existencia como la violencia, la opresión y la enfermedad”.

Publicidad

El autor de Amour, su última película, los afronta “con extraordinaria sobriedad formal, a la vez que abre espacios a la persistencia consoladora del amor, la confianza y el compromiso”, según un jurado que puso de relieve la continua evolución de su filmografía.

Haneke se impuso en las últimas votaciones al bailarín y coreógrafo cubano Carlos Acosta, al artista estadounidense Bruce Nauman, al compositor estonio Arvo Pärt y a la artista serbia Marina Abramovic, los cinco finalistas de entre los 33 candidatos que optaban a este galardón en la presente edición. La candidatura de Haneke, que se impuso por mayoría, fue propuesta por el embajador de Austria en España y apoyada por la ministra de Educación, Arte y Cultura de Austria.

“Me ha llamado el jurado y me alegro muchísimo. Me siento honrado, también porque el Príncipe de Asturias (de las Artes) ya lo han recibido personas muy destacadas y es además un buen mensaje para el cine”, dijo Haneke vía telefónica.

Publicidad

 

OVIEDO, España