Las mujeres tienen un nuevo motivo para hacer ejercicio: podría ayudarles a evitar los cálculos renales.

No hace falta llegar a extremos ni convertirse en una súper atleta. Incluso caminar un par de horas por semana puede reducir en una tercera parte el riesgo de contraer este problema doloroso y común, según halló un amplio estudio.

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"Aun un poquito marca una diferencia" y la intensidad no importa, solo hace falta una cuota mínima de ejercicio, dijo el doctor Mathew Sorensen de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en Seattle.

El dirigió el estudio sobre el que se conversaría el viernes en una conferencia de la Asociación Urológica Estadounidense en San Diego.

Aproximadamente el 9% de la población en general tendrá cálculos en los riñones en algún momento en su vida. El problema es un poco más frecuente en los varones, pero su incidencia ha aumentado el 70% en los últimos quince años, con mayor rapidez entre las mujeres.

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La obesidad aumenta el riesgo, así como los suplementos de calcio, que muchas mujeres toman después de la menopausia.

Un grupo de trabajo del gobierno desaconsejó recientemente los suplementos para las mujeres saludables de edad avanzada, aduciendo que las píldoras de calcio de dosis relativamente bajas no contribuyen demasiado a mantener firmes los huesos y sí aumentan la probabilidad de padecer cálculos renales.

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La nueva investigación incluyó a casi 85.000 mujeres de 50 años o más en el estudio de la Iniciativa para la Salud de la Mujer, financiado por el gobierno. Todas se sometieron a un examen para medir altura y peso de modo que se pudiera determinar su índice de masa corporal, una medida para determinar la obesidad.

Respondieron también a encuestas anuales sobre lo que comían para que los médicos pudieran tomar en cuenta factores que reducen el riesgo de padecer cálculos en los riñones, como beber muchos líquidos y comer menos sal o carne.

Las participantes indicaban cuánto ejercicio hacían y las cifras se traducían en "MET", una medida de cuánto esfuerzo requiere una actividad. Por ejemplo, diez MET por semana equivale a dos horas y media de caminata a ritmo moderado, cuatro horas de jardinería ligera o una de trote.

Después de unos ocho años, el 3% de las mujeres padecían de un cálculo renal. En comparación con quienes no se ejercitaron, las que tenían hasta 5 MET por semana presentaban un 16% menos riesgo de cálculos. El riesgo era 22% menor con 5 a 10 MET semanales, y 31% inferior para 10 MET o más.

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El ejercicio superior a los 10 MET no aumentaba el beneficio para la prevención de los cálculos a los riñones. La intensidad del ejercicio no tenía importancia, sino la cantidad por semana.

"No estamos pidiendo a nadie que corra un maratón", dijo Sorensen. "Es una cantidad adicional de actividad de muy leve a moderada".

¿Por qué ayuda el ejercicio? Modifica el modo en que el organismo maneja los nutrientes y líquidos que afectan la formación de las piedras. Quienes se ejercitan transpiran sal y tienden a retener calcio en los huesos, en vez de permitir que vayan a los riñones, donde se forman las piedras. También tienden a beber agua y líquidos después, otro beneficio para prevenirlas.