La comunidad holandesa vivió ayer con emoción la asunción del nuevo rey de Holanda, Guillermo Alejandro, desde el hipódromo de Buenos Aires, donde se retransmitió en directo la abdicación de la reina Beatriz y la jura de su hijo, acompañado por la reina consorte, la argentina Máxima Zorreguieta.

Unas 300 personas madrugaron ayer para asistir, a partir de las 07:00 (hora local) al evento organizado por la Embajada de Holanda por motivo de la coronación de Guillermo Alejandro.

En unos salones engalanados con un enorme ramo de tulipanes naranjas y múltiples detalles del color que simboliza a la Casa de Orange, los asistentes presenciaron a través de una pantalla gigante el primer relevo monárquico en Europa del siglo XXI.

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El embajador holandés en Argentina, Hein de Vries, dio un discurso en holandés, mientras los invitados disfrutaban de un desayuno con pastas típicas de su país natal y seguían la ceremonia. “Estoy muy emocionada, lo hemos disfrutado como seguramente lo habrán disfrutado ellos allí”, explicó Clarisa, una de las asistentes, quien lamentó no hablar holandés pese a ser “nieta de holandeses”.

Como recuerdo de ese día tan especial, la Embajada repartió broches con la bandera nacional, una naranjita y una pequeña corona. La mayoría de diarios argentinos llevaba ayer en portada una fotografía de Máxima, la primera “reina argentina”, pero en las calles de Buenos Aires no se apreciaba un clima de celebración. No obstante, la noche del lunes sí se congregaron algunos argentinos en lugares como el Parque de la Flor de Buenos Aires.

Los festejos de la comunidad holandesa en Argentina continuaron la tarde de ayer en la Feria del Libro, donde los escritores Arnon Grunberg, Gerbrand Bakker, Herman Koch y Anne Vegter leyeron una carta a Máxima para darle la bienvenida como reina consorte, y culminaron por la noche en la Oranjefest, la tradicional celebración holandesa.

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El Barrio Rojo de Ámsterdam también se unió a la celebración de la entronización de Guillermo Alejandro como rey de Holanda con juguetes sexuales creados especialmente para la ocasión, preservativos, semillas de cannabis y ropa interior con diseños reales.

En lugar de las tradicionales tazas, llaveros y ceniceros que se ofrecen en otras zonas de la ciudad, el Barrio Rojo, situado a pocos metros de la plaza Dam y Palacio Real, donde ayer la reina Beatriz firmó su abdicación tras 33 años en el trono, ofrece prendas íntimas o preservativos con forma de corona o que rezan “Yo soy el rey”, o semillas de cannabis real.

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Portando coronas de papel o de plástico, camisetas, bufandas o sombreros naranjas, los holandeses celebraron ayer después de una larga noche de festejos en bares y coffeeshops de la ciudad.

En las calles de Ámsterdam sonaron también los ritmos caribeños de la mano de bandas de música procedentes de los territorios de ultramar holandeses: Aruba, Curaçao y Sint Maarten. Durante la noche y como parte de los festejos se realizó el llamado “baile del rey”, una actividad a la que se esperaba que acudieran entre 50.000 y 70.000 personas y que cerró dos días dedicados a los Orange.

Algunos bares decidieron lanzar en forma limitada cervezas en honor del nuevo rey y su madre. La cerveza se servía en un vaso en el que rezaba la siguiente leyenda: “El príncipe Pils (como se lo apodaba en su juventud) se ha convertido en rey”.

Todas las tiendas de Ámsterdam estuvieron teñidas de color naranja, en homenaje a la Casa de Orange real.

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En ellas se vendieron gafas, camisetas, gorros, coronas, collares, caramelos y chupetines con las fotos de los nuevos reyes de Holanda.