Encontrar el punto medio entre un toque de modernidad y la escencia campestre es la clave para hacer de los espacios interiores lugares más frescos y acogedores.

La madera, el mimbre, el ratán o la piedra, junto a textiles, como el algodón, el lino o el cuero, son buenos aliados para crear atmósferas que evoquen el campo y con esto la tranquilidad de la naturaleza a nuestro hogar. A la decoración se le pueden añadir objetos de cerámica, material muy utilizado para hacer juego en este tipo de ambientes.

Según los expertos, para combinarlos, se debe utilizar accesorios con aspecto desgastado, que parezcan haber vivido innumerables experiencias. Toda la decoración debe apoyarse en tonos claros y naturales, incluso pasteles, para jugar, a modo de contraste, con pinceladas más intensas y de alegres colores. Todo esto para otorgarle aire más contemporáneo.

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Las flores y las plantas son esenciales para este estilo, ya que atrapan la naturaleza en el interior de la casa, pero tampoco se debe exagerar. No se trata de convertir las estancias en un escenario salvaje sino de jugar con la versión más romántica y relajada, aquella que resalta el carácter tranquilo del estilo. Se pueden utilizar flores naturales para las mesas, como para el estampado de las cortinas.

Dependiendo del estilo. Sea un rústico nórdico, inglés o vintage, se pueden incluir piezas contemporáneas, incluso mezclar estilos diferentes, siempre manteniendo el equilibrio. Según la tendencia, un rústico chic es menos oscuro y más sencillo y se puede combinar utilizando líneas afrancesadas, textiles florales, tonos neutros, elementos ‘vintage’ y obras artísticas del siglo XXI.

Como un toque de sofisticación se puede colocar una lámpara de cristal, un espejo labrado, unos candelabros dorados. (I)