El 26 de septiembre, en Cartagena de Indias, se firmó lo que entonces se creyó que era el documento que pondría fin a 50 años de guerra en Colombia, pero al someterlo a la aprobación del pueblo colombiano mediante plebiscito, ganó el no, por alrededor de 50.000 votos.

Se había negociado durante 4 años y el presidente Santos se vio obligado a reunirse con la oposición y luego reiniciar las negociaciones, se realizaron cambios en lo relacionado con la justicia y las indemnizaciones a las víctimas. Los opositores, especialmente el uribismo y su líder, no están satisfechos. Sin embargo, se firmó un nuevo acuerdo, esta vez, en Bogotá. Ahora corresponderá al Congreso avalarlo y se espera que así sea, ya que hay una mayoría afín al presidente Santos.

Mientras tanto, el expresidente Uribe ha llamado a la resistencia civil y trata de que el Congreso sea revocado para evitar la aprobación. En todo caso, la puesta en práctica de los puntos del acuerdo requerirá tiempo, si se aprueba; mientras, una campaña electoral se avecina.

Nunca ha hecho Colombia más esfuerzos para alcanzar la paz, pero aún no está dicho todo. Ahora el futuro está en manos de la institucionalidad colombiana y su tradicional independencia. (O)