La paz en Colombia. Si la vida es el bien más preciado, la paz debe ser una búsqueda vital (en el sentido de vida y de energía) de cualquier sociedad, y por ende el acuerdo en Colombia es justo y necesario. Justo pero con equilibrio, porque unos deben recordar que no hay acuerdo perfecto sino lo que con la mejor buena fe se puede ceder y recibir de cada lado de la mesa, pero también los otros deben aceptar que hay compromisos que pueden ser la antesala de nuevos conflictos (el más famoso fue el acuerdo de Versalles al finalizar la Primera Guerra Mundial). Sorprende que en tan pocas semanas se hayan dado cambios importantes en el acuerdo, luego de años de negociación. Quizás es el impulso que el No dio a los negociadores para buscar nuevas pistas… pero uno queda con duda, ¿no hubo premura en la fase anterior, porqué se querían sacar ventajas políticas y personales al presentar el acuerdo como un éxito?, y una duda aún mayor, ¿si ganaba el Sí, no es frustrante pensar que había un mejor acuerdo potencial? Al menos creo que Santos debe agradecer que haya ganado el No, y rechazar el Premio Nobel de la Paz con la humildad que acompaña a la verdadera grandeza. O quizás los cambios que se han dado no son tan importantes, y como algunos señalan, no se han resuelto temas esenciales, como penas más severas, la posibilidad de participar en política solo después de cumplir las (suaves) penas, las relaciones con el narcotráfico, y más. Hay que apoyar la paz, e implementarla, pero nunca olvidar las debilidades del acuerdo, no por venganza o resentimiento, sino porque la vigencia de cierta memoria es clave para no abrir nuevas puertas peligrosas.

Trump… y el dólar. Desde que ganó el magnate, el dólar se ha fortalecido, por ejemplo, 7% con el euro (ahora 1,05) y el peso colombiano (3.150). ¿La razón? Se estima que el conjunto de los anuncios presidenciales (más gasto y déficit público, por ejemplo) van en la dirección de un aumento de los intereses en Estados Unidos (empujados o no por la Reserva Federal) y eso obviamente genera desplazamiento de inversiones financieras hacia el dólar, más aún en un mundo donde está claro que otros grandes centros económicos mantendrán, porque lo requieren, tasas de interés más bajas e incluso negativas (caso de Europa y Japón). Como los mercados financieros viven de percepciones cambiantes, esto podría mañana modificarse, pero parece por ahora la tendencia dominante. En el mediano plazo, la tendencia es menos clara, porque entran en juego factores más estructurales. Por un lado, los propios anuncios del futuro presidente de querer un dólar más débil para promover exportaciones y proteger la industria local (guerra comercial de monedas), y por otro lado, la evolución de temas esenciales, como productividad y competitividad (lo primero 100% objetivo, lo segundo más subjetivo), deuda pública, saldo externo comercial y de capitales, el mismo tema de la migración etc…

Ambos temas (Colombia y dólar) son, para bien o mal, importantes para Ecuador. (O)