Hace algunos años la designación del candidato a Vicepresidente de la República estaba sujeta a una serie de consideraciones, tales como la coincidencia ideológica, el equilibrio regional, la certeza de la lealtad del candidato y algún otro factor que sugería que el político escogido respondía a una decisión acertada. En el caso del equilibrio regional, resulta interesante anotar que el actual mandatario rompió con la tradición que imponía que si el candidato a presidente era oriundo de Guayaquil, por ejemplo, el candidato a vicepresidente tenía que ser necesariamente de la Sierra.

Por supuesto, el alto respaldo popular que tuvo Correa en su momento le permitió ignorar la idea del equilibrio regional, con un detalle adicional como es el hecho de que usualmente el candidato a vicepresidente ayuda en algo a la suma de votos, lo que necesariamente no ocurrió en las últimas elecciones presidenciales, ya que la votación que obtuvo el binomio presidencial dependió exclusivamente de la popularidad del mandatario. En todo caso, es posible advertir que las próximas elecciones presidenciales incorporan las ideas tradicionales impuestas en la designación de los candidatos a vicepresidente, lo cual resulta fácil colegir al revisar los binomios ya anunciados. Hay, sin embargo, un elemento adicional que podría considerarse relevante, cual es el hecho de que el candidato presidencial es quien usualmente designa –a su más libre discreción– a su compañero de fórmula; ¿por qué relevante?, básicamente porque en el caso del binomio Lenin Moreno-Jorge Glas da la impresión de que lo que existió fue una imposición por parte del movimiento Alianza PAIS, sin que Moreno haya tenido la facultad de designar a su total gusto y criterio el candidato a vicepresidente.

Naturalmente, eso es una conjetura la cual se ha visto animada en los últimos días con una serie de rumores que insinúan un cambio inminente, colocando a un actual presidente de un equipo de fútbol como el nuevo compañero de fórmula del candidato oficialista; en ese contexto y como señalaba, sería importante analizar la independencia o no que haya tenido Moreno en la elección de su compañero de fórmula. Por su parte, se debe considerar que el nuevo nombre que anda circulando como rumor permitiría sumar una votación más sólida, por lo que no debería sorprender el cambio de binomio que en los últimos días se ha señalado. En la práctica, ¿el candidato a vicepresidente es efectivamente un factor fundamental al momento de sumar votos?, ¿qué nos dicen las últimas votaciones que se han dado en nuestro país al respecto?

En realidad, sin tomar en cuenta el actual proceso político, considero que el candidato a vicepresidente no ha sido un factor determinante ni mucho menos exclusivo en los resultados electorales, por lo que se podría aplicar la idea de que si no suma, al menos no reste. En otras palabras, ningún candidato a vicepresidente va a solucionar la suerte de su compañero de fórmula, si efectivamente este no tiene la capacidad de arrastre popular en términos electorales. Por último: el candidato a vicepresidente debe ser totalmente confiable en términos de lealtad política, lo que no es poco pedir. El binomio perfecto no existe. Así de simple. (O)