La emigración no es una novedad histórica. Cuando se realiza sin libertad y con violencia, degenera en fuga. Los pueblos son en parte fruto de las emigraciones. La Agencia de Naciones Unidas para refugiados afirma que hay 19 millones de refugiados en el mundo. Varias han sido sus causas y diversa la actitud frente a los refugiados sirios, los más publicitados actualmente. Rasgos de tres estampas de la realidad que viven los refugiados sirios; realidad llevada al escenario mundial por sociólogos y políticos.

Siria tiene varios primados: uno, el conservar expresiones salientes de la cultura grecorromana; otro, el ser una de las primeras sedes de comunidades cristianas.

Cuatro millones de refugiados sirios escriben la historia de este siglo. Pocos de ellos salieron de su país ya pervertidos; otros cayeron en la corrupción bajo el peso de las adversidades; la gran mayoría está formada por personas dispuestas a forjar con su trabajo una nueva vida.

Hay tres estampas de esta realidad vivida por sirios refugiados:

Primera, la de los que llenan campamentos de Turquía, Líbano y Jordania. Esos estados son su nueva morada, mientras puedan regresar a sus hogares o trasladarse a Europa Occidental.

Segunda, la que pintan los que se acercan a esta realidad con mente y corazón. Más allá de la diversidad de raza, de cultura, de religión, ven a los refugiados no solo como a ciudadanos del mundo, sino como humanos. Los sirios refugiados son en su mayoría musulmanes.

El Gobierno alemán, presidido por la cristiana luterana Angela Merkel, está acogiendo a miles de refugiados. La acogida a refugiados exige generosidad y respeto a personas de diversa cultura (lengua, religión, costumbres). Disgusta a algunos; este disgusto priva a esta dirigente política y también a su partido de votos favorables.

Para esta prominente política, cristiana luterana, la persona humana cuenta más que los votos políticos

Recuerdo una realidad similar, que observé en España e Italia: Refugiados musulmanes estaban acogidos en locales de parroquias de algunas diócesis. En esos locales se respetaba su libertad religiosa.

La tercera estampa es pintada por ciudadanos de Arabia Saudita, de Catar, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos. Estos estados, cuyos ciudadanos son en gran mayoría de fe islámica, se niegan a recibir a los sirios refugiados, a pesar de profesar su misma fe. Tienen riqueza de sobra; Arabia Saudita tiene las instalaciones de Mina, situada a 8 kilómetros de la ciudad de La Meca.

En 20 kilómetros cuadrados se alinean 100.000 tiendas de campaña de alta tecnología: son fabricadas en fibra de vidrio y recubiertas con teflón, para proteger a los ocupantes del sol. Cada tienda tiene 64 m², dotada de electricidad, agua y aire acondicionado. Pueden acoger a tres millones de personas. Son utilizadas una semana cada año.

¿Por qué Salman bin Abdulaziz, rey de Arabia Saudita, y los otros monarcas del Golfo se niegan a recibir a refugiado alguno? Son gobernantes totalitarios de ciudadanos domesticados; controlan ideas y fortunas. Invocan la fe cuando les conviene.

Temen que los refugiados introduzcan la idea revolucionaria: ¡el petróleo es de todos! (O)