De bajo perfil y poca cobertura mediática fue la cumbre de los presidentes ecuatoriano y peruano en Macas, a la que acudieron acompañados de sus gabinetes. Una marcada diferencia de las cumbres con Chávez. Las cumbres bolivarianas rebosaban demagogia y promesas de obras monumentales que no había voluntad de realizar. Aún no nos desembarazamos del lastre de la Refinería del Pacífico, que Venezuela iba a construir.

El flamante presidente peruano llegó sobre una ola de popularidad. La más reciente encuesta arroja que el 62% de los peruanos aprueba la gestión del presidente Kuczynski y 24% desaprueba, un margen positivo de 38 puntos.

Revisando la información sobre la cumbre Correa-Kuczynski, no se encuentra demagogia. En cambio sí, un compromiso del presidente peruano con la mayor interconexión entre los países sudamericanos, y ofrecimientos concretos y cumplibles de beneficio para ambos países, de entrelazar las infraestructuras de Ecuador y Perú. Algo que no hemos hecho desde la independencia, dada la falta de una línea fronteriza aceptada por ambas partes.

PKK ofrece aumentar de 220 a 500 KV la interconexión de las redes eléctricas. En el Perú la red está por llegar a Piura, pero en el Ecuador solo existe entre la central Coca-Codo y Quito. Está previsto extenderla a Guayaquil, desde donde habría que avanzar a la frontera. Eso permitiría que los países se vendan energía el uno al otro, en casos de escasez.

Ecuador aspira a que la interconexión le permita exportar energía eléctrica a Chile, país deficitario, siendo el beneficio para Perú cobrar peaje. En su última etapa, el gobierno de Correa se endeudó fuertemente invirtiendo excesivamente en centrales hidroeléctricas. Cuando todas las ocho centrales estén operativas, tendremos capacidad de generación ociosa, y una deuda externa que servir. Tanta inversión se justifica si podemos exportar electricidad.

Pero exportar a Chile requiere la interconexión Perú-Chile, que recién habría la próxima década. Perú, también superavitario en energía eléctrica, aprovecharía para exportar a Chile, por lo que este beneficio no sería ni inmediato ni seguro.

El Perú está en proceso de reacondicionar el oleoducto norperuano, construido para transportar el crudo que encontró Occidental en la frontera con Ecuador, que ya se extrajo en su totalidad. Occidental exploró y explotó ese crudo alentada por el hallazgo de petróleo por parte de Amoco en el suroriente ecuatoriano hace 45 años. Pero el Ecuador nunca lo desarrolló. Recién ahora lo va a hacer, y tiene dos alternativas: vendérselo en la frontera al Perú, que es neto importador de petróleo, o transportarlo pagando peaje hasta el puerto de Bayóvar, y exportarlo.

El Ecuador ya puede mandar carga a Iquitos y Manaos por la carretera Méndez-Morona y una vía peruana que llega a Sarameriza, el primer puerto navegable sobre el Marañón, pasando el Pongo de Manseriche. PPK ofrece construir una vía más al sur, que permitirá ir directo desde Loja por Zumba hasta Sarameriza.

Hay además otros compromisos viales y de desminado.

Hombre de obras y no palabras (no es gran orador), PPK cumplirá con sus compromisos. Todos son proyectos viables, y de suyo rentables, además del beneficio para el desenvolvimiento de las zonas fronterizas. (O)